«Nuestra vida real y mental no siempre coinciden y la segunda puede acabar con la primera»
Entrevista a Claudia Tecglen, psicóloga, presidenta de la Asociación Convives con Espasticidad y Premio Princesa de Girona 2022 en la categoría Social
MADRID
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Iniciar sesiónSegún datos de Unicef, el 62% de los jóvenes reconoce estar deprimido en ocasiones y uno de cada cinco jóvenes españoles de entre 10 y 19 años sufre algún problema de salud mental diagnosticado, lo que ubica a España como el país europeo ... con mayor prevalencia diagnosticada de problemas de salud mental en menores.
Esta es solo una de las razones por la que la Asociación Convives con Espasticidad ha publicado el cuento infantil 'No tengas miedo, cuentas conmigo', escrito por su presidenta, Claudia Tecglen, psicóloga y Premio Princesa de Girona 2022 en la categoría Social.
Este cuento familiar trata de motivar a los jóvenes que sufren problemas de salud mental a recibir ayuda profesional para superarlos de la mano de la familia y los amigos.
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«Los jóvenes están desatendidos y más presionados que nunca»
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A lo largo de la obra, la autora relata la situación de un adolescente, Adrián, con periodos prolongados de tristeza tras tener una grave lesión en un accidente. «Ni la discapacidad ni ninguna circunstancia adversa de nuestra vida nos define. Solo nos define cómo le plantamos cara«, señala Tecglen en esta entrevista con ABC. »Nosotros tenemos que vivir la vida a nuestra manera, y aunque tengamos que hacer cosas que no nos hacen feliz, siempre tenemos el derecho y el propósito de buscar la felicidad. Y disfrutar del proceso, de las buenas compañías, sin miedo, porque siempre contamos con alguien al lado«.
La presidenta de la Asociación Convives con Espasticidad sabe muy bien de qué habla: a ella le diagnosticaron parálisis cerebral infantil. A pesar del mal pronóstico que los médicos dieron a sus padres (será un vegetal), su discapacidad no le ha impedido convertirse en psicóloga, conferenciante y emprendedora.
- Claudia, se habla mucho de salud mental y jóvenes. Pero... ¿de qué hablamos exactamente?
La salud mental es un estado en el que la persona se encuentra bien consigo misma y dentro de los cambios inevitables que hay en el mundo exterior. Tiene confianza en que dispone de las herramientas necesarias para salir adelante y ser feliz.
Hay que diferenciar estados puntuales, que también deben ser tratados si incapacitan, de los continuados, en los que el abordaje es más serio. Emocionalmente, todos los espectros son validos porque no puede haber alegría si no hay tristeza.
Cuando algo nos incapacita y no nos creemos capaces de cambiar las cosas, lo que hay que hacer es cambiar la actitud, porque eso sí lo podemos hacer, a diferencia de los hechos. Y así, cambiará nuestra visión de la vida.
- Así que es lógico estar mal ante un suceso determinado. Pero si es prolongado en el tiempo...
Lo preocupante es el sentimiento de indefensión, es decir, cuando uno piensa «soy victima de mis circunstancias, no voy a poder cambiar nada». Entras en una espira de miedo, tristeza…. Los problemas de salud mental hacen que sintamos que nuestra vida se paraliza: cuando no encontramos ilusión en nada, cuando estamos siempre tristes, ansiosos pensando en el futuro o depresivos pensando en el pasado….
Desde mi punto de vista, para tener un buen estado de salud mental, tenemos que ser conscientes de nuestras fortalezas, pedir ayuda y vigilar mucho el diálogo que tenemos con nosotros mismos. Vivimos en una sociedad en la que castigamos mucho las equivocaciones, donde nos medimos por aquello que conseguimos y todo nos parece insuficiente. Cuando en realidad, no hay que fijarse en el resultado sino en el proceso.
Por tanto, tenemos que permitirnos sentir tristeza en determinados momentos (por ejemplo, ante una muerte). Y cuando tienes una discapacidad, hay que poner el foco en lo que puedes hacer. Y pedir ayuda siempre, por ejemplo, a los familiares, que no deben juzgar porque las enfermedades mentales o los estados de ánimo no se superan solo con fuerza de voluntad. Si algo te incapacita, debes acudir a los profesionales. La clave está en cómo lo veamos o cómo lo vivamos porque nuestra vida real y mental no siempre coinciden y la segunda puede acabar con la primera.
- Los datos de jóvenes y salud mental son muy preocupantes. Y si hablamos de discapacidad, el panorama es aún más desolador.
La discapacidad es una circunstancia vital impuesta por la vida que te predispone a estados de ánimo y es un peligro añadido para la salud mental en función de cómo la vivas. Es una amenaza porque te limita en muchas ocasiones. Y luego está el estigma de las personas con discapacidad: o somos superhéroes. Somos personas como cualquier otra, con sus capacidades y dificultades. Urge poner el foco en las primeras.
La discapacidad en muchos casos es una compañera de por vida. Yo siempre digo que es una condición que ni elijo ni regalo. Te toca y hay que saber convivir con ella. ¿Dónde está la clave? En la actitud, en cómo nos veamos, hablemos o tratemos. Hay que conseguir ser dueño de tu vida aunque sea con apoyos.
Todas las personas tenemos cualidades extraordinarias y hay que exprimirlas. La felicidad también se aprende. Por eso, nosotros hemos sacado la primera Escuela Online de Afrontamiento Activo de la Discapacidad. Si yo solo me viera a mi como una persona con parálisis cerebral, bajo el estigma erróneo asociado, apenas haría nada. Pero nosotros también formamos parte de la sociedad y podemos cambiar cosas. ¿Cómo? Haciendo, yendo a clase, participando, alzando la voz… Y, por supuesto, si necesitas ayuda, pídela.
- El libro 'No tengas miedo, cuentas conmigo' narra la historia de Adrián, un joven que a raíz de un accidente, tiene ciertas secuelas físicas. ¿Por qué ese título?
Se lo debo a uno de mis mentores. Nos dimos cuenta de que la soledad es muy mala compañera, da miedo y es una pandemia en el mundo actual. El miedo paraliza y te incapacita para ser feliz, a diferencia de la discapacidad. El miedo nos hace indefensos y si no crees en ti, es imposible ser feliz. Hay que cree en uno mismo. Muchos jóvenes se sienten solos.
- La verdad es que las noticias sobre los jóvenes son desoladoras...
Aquí entra en juego la función biológica del miedo: si alguien te ataca, te hace correr más rápido. Eso es bueno. El problema es cuando el miedo es imaginario y permanente. Yo tengo parálisis cerebral infantil pero he tenido una evolución positiva. ¿Qué sucede si yo empiezo a pensar que no valgo para nada? ¿Qué pasa cuando un profesor lucha por la brillantez de sus alumnos, sabiendo que cada uno es diferente? Hablamos de la profecía autocumplida: lo que piensas, lo creas. No se trata de que yo piense que voy a ser el próximo Rafa Nadal. Hablo de un realismo optimista.
- Precisamente Adrián en el cuento está paralizado, tiene miedo... pero luego todo cambia.
En el libro, el cambio radical se debe a cuatro cuestiones: reconocer que necesitas ayuda, diálogo familiar, ayuda profesional y cambio de actitud. Al final, todos queremos rodearnos de gente positiva. ¿Tú con quién quieres estar en el trabajo? Con ese compañero que te saca una sonrisa ¿no? Necesitamos una sociedad más comprensiva, que no castigue los problemas de salud mental. La mayor causa de discapacidad en el mundo es la depresión, con más de 300 millones de personas afectadas en el mundo. Somos una sociedad que, aun siendo muy avanzada, cada vez tenemos más problemas de salud mental.
- ¿Cómo mejorarlo?
Hay que fomentar la educación emocional. No te vale de nada ser el mejor en matemáticas si luego no eres feliz, si no crees en tus fortalezas, si no sabes pedir ayuda... No hay que olvidar que la discapacidad nos puede tocar a cualquiera.
- Del libro se desprende lo importante que es el trabajo conjunto del centro escolar y la familia para detectar que un menor tiene un problema, ¿verdad?
Es fundamental. Porque en el colegio, al igual que el empleo en la vida adulta, pasamos mucho tiempo. Los profesores son los grandes aliados de la salud mental. Si tu te pones a pensar, recuerdas a ese profesor que te dejó huella y que creyó en ti. Los docentes profesores pueden ser grandes identificadores de problemas de salud mental. Tienen que transmitir que tú no vales en función de lo que dicen las notas, sino porque eres único y extraordinario. Si fuese realmente así, no estaríamos en la necesidad constante de demostrar ni tendríamos esa sensación permanente de insuficiencia o fracaso.
- «Estaríais mejor sin mi», «nadie me quiere», «soy un estorbo para todos»... Son algunas de las frases que dice Adrián. Qué graves, ¿no?
Son mensajes reales y por ello hay que estar alerta. Por eso no hay que decir «no digas tonterías»: hay que dejar que el menor se exprese porque son signos de alarma. Adrián no habla del suicido de forma explícita pero sí tiene ganas de desaparecer.
También hay que comprender a los familiares, quienes necesitan saber cómo actuar. Hay que educar a las familias porque si tienes a una persona con un estado de salud mental que le incapacita para ser feliz, el familiar se desespera. Y la desesperación no es buena consejera. Cuando todo lo ves negro y oscuro, un simple comentario hecho desde la desesperación con todo el cariño del mundo te puede hacer mucho daño. Por eso es importante que los familiares también pidan ayuda y sepan que no están solos.
- Todos, por tanto, tenemos que aprender a saber pedir ayuda...
Y creerte merecedor de ella. Por ello es vital que los adultos estén atentos a determinadas alarmas tales como cambios de conducta, lo que el menor dice, si no quiere hablar, si está más retraído, no participa…. A esa persona hay que prestarle atención. Y las familias han de hablar con los colegios y acudir a los profesionales de salud mental, tales como los psicólogos y los psiquiatras. En el caso de la discapacidad, los médicos, los fisioterapeutas… son también guías. Hay que pedir ayuda a esa persona con la que tenemos confianza. Y ayudar a pedir ayuda: «No tengas miedo, cuentas conmigo».
- Porque se corre un gran riesgo: la soledad.
La soledad da miedo e incapacita.
- Claudia, el pasado mes de octubre, el escritor Arturo Pérez-Reverte estuvo en El Hormiguero y habló de los jóvenes. Dijo: «Estamos criando generaciones de jóvenes que no están preparados para cuando llegue el iceberg del Titanic. Los hemos criado sobreprotegidos, pensando que todo se soluciona enchufando un teléfono y le hemos quitado los mecanismos defensivos». Estas declaraciones enfadaron a muchos, quienes recordaron al escritor que los jóvenes a día de hoy tienen muchos problemas, como por ejemplo, de salud mental, no pueden emanciparse, viven en una constante precariedad, no tienen salarios dignos... ¿Tú qué tienes que decir de los jóvenes de hoy?
Yo creo que tenemos una juventud extraordinaria a la que se está castigando mucho en los medios. Solo le falta una cosa: creer en ellos mismos. Siempre se pone el foco en la generación nini. Sin embargo, ¿no se habla de esos jóvenes que se encerraron con nuestros mayores en las residencias durante la pandemia?
La generación de jóvenes es extraordinaria pero se sienten solos, tienen miedo y no creen en ellos mismos. Viven en un entorno en el que se les transmite que solo las cosas pueden ir a peor y no se les traslada una idea fundamental que a mí me ha ayudado muchísimo: (frase que me dice mi padre siempre) «Hija mía, ¡tú tienes más salidas que el metro!». ¿Que el panorama está negro? No lo vamos a negar: precariedad laboral, salud, mental, una guerra… Tenemos muchos estresores, sí, pero tenemos que tener en cuenta que no estamos solos, que valemos oro y que para salir adelante lo importante es la actitud y hacer piña, rodearse de buena gente.
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Y cuando hablamos de discapacidad, las estadísticas nos hunden pero estamos hechos para romperlas porque somos únicos y extraordinarios. Solo necesitamos un empujoncito. Tenemos que retroalimentarnos. No hay que confundir la humildad con tener una buena autoestima. Y saber pedir perdón.
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