«¿Qué será de mi hijo con discapacidad cuando yo no esté?»

Independientemente de cuál sea la prioridad de futuro para las familias, prosigue Rubio, « parece claro que el trabajo forece una respuesta integral para que las familias puedan salir adelante por si mismas , realizarse presonalmente y acceder de forma más fácil a otros elementos como la vivienda, el ocio o el fortalecimiento de las relaciones sociales».

Al calor de las respuestas de los encuestados, queda patente que el empleo se alza como el principal vehículo de inclusión social y como el elemento más valorado por las famiilas para que su hijo con discapacidad pueda ser autosificiente. ero, advierte esta consultora, «se da también la paradoja de que a veces son las propias familias las que ejercen una sobreprotección desmesurada sobre sus menores, poniéndoles obstáculos para que la persona no sea autónoma y no pueda tener una vida como una persona más en la sociedad».

A eto se une, reconoce esta experta, la desconfianza de las famiilas en el contexto social: el 71 por ciento cree que la sociedad no está preparada para la inclusión laboral de las personas con discapacidad , fundamentalmente debido a prejuicios y/o desconocimiento (85 por ciento) o a la existencia de barreras de daccesibilidad físicas o cognitivas (77 por ciento), etc.

Junto a esa preocupación por el futuro laboral de estos menores, el estudio recoge también que en un mayoritario 91 por ciento valora que sus hogares han sido doblemente afectados por la pandemia y que aún no se han levantado de la crisis. Son familias, recuerda la consulta de la Fundación, «que además de hacer un tremendo esfuerzo económico para garantizar el bienestar de sus hijos con discapacidad, han visto como la pandemia ha venido a mermar su poder adquisitivo, bien sea por pérdida de empleo, por reducciones forzosas de jornada, ERTES, etc.».

Qué duda cabe de que la pandemia, corrobora Myriam Granado, responsable del Plan Familia de la Fundación, «ha tenido un fuerte impacto en derechos básicos como el empleo, la salud, la educación o los servicios sociales, interrumpiendo el proceso de inclusión social y laboral que durante los últimos años había protagonizado este colectivo. En este escenario de progresiva recuperación pero de fuerte incertidumbre, es fundamental garantizar que las personas con discapacidad puedan acceder a estos recursos tan necesarios, así como potenciar su autonomía, competencias y habilidades, a través de un acompañamiento individualizado que multiplique sus posibilidades de iniciar un proyecto de vida independiente a través del empleo».

En este escenario, las familias reivindican más apoyos el sobresfuerzo económico que tienen que hacer para garantizar el bienestar de sus hijos con discapacidad , mayor inversión en sensibiliación, así como destinar más recursos a la formación y al empoderamiento de las personas con discapacidad en aras de estimular su empleo como principal vehículo de inclusión social. «Es fundamental escuchar a las familias y ponerlas en el centro de toda respuesta política y empresarial, de cara a mejorar su confianza y generar un marco de seguridad para que puedan proyectar un futuro en el que sus hijos puedan desenvolverse en condiciones de igualdad», concluye Francisco Mesonero, director general de la Fundación Adecco.