Javier Bardem y Nicole Kidman, un matrimonio de cine

El actor español, ganador del Oscar por «No es país para viejos» (y nominado en otras dos ocasiones) sigue imparable su carrera en Hollywood. Tiene pendiente el estreno de «Molly», un drama de Sally Potter en el que también colaboran Salma Hayek y Chris Rock , y la esperadísima «Dune», de Denis Villeneuve , con Timothée Chalamet y Zendaya . Por su parte, la australiana Nicole Kidman se ha convertido, además, en prolífica productora de series de prestigio («Big little lies», «The undoing») que ella misma protagoniza. Ambos son la primera opción de Sorkin para «Being the Ricardos», título del proyecto de Sorkin que hace referencia al apellido que la pareja Ball-Arnaz mantenían en la serie de televisión que les lanzó al estrellato.

El matrimonio creó Desilu Productions, sello de producción responsable de series como «Misión imposible», «Los intocables» o «Star Trek», convirtiendo a Lucille Ball en la primera mujer productora ejecutiva de ficción para la pequeña pantalla. Pero otras aportaciones hicieron historia: en 1953, «I love Lucy» batió récords de audiencia (44 millones de espectadores) al presentar a su segundo hijo, después de incorporar la trama de su embarazo en la ficción. La cadena CBS había recibido multitud de quejas por permitir que una mujer embarazada apareciese en pantalla, otros se escandalizaron porque se hablara de su embarazo con una naturalidad nunca vista (en aquellos años, inglés, el término «pregnant» conllevaba connotaciones sexuales y se optaba por la expresión «expecting»).

No era el primer escándalo en la vida de Lucille. En 1936 se afilió al Partido Comunista, lo que la llevó a declarar ante el Comité de Actividades Antiamericanas en 1953. En su declaración a J. Edgar Hoover negó su intención de votar a los comunistas. Su marido usó ese tenso momento para incluir en «I Love Lucy» un gag en el que decía que «o único que tiene rojo es el pelo. E incluso eso es falso».

La pareja se conoció en 1940 durante el rodaje de la versión cinematográfica del musical «Too many girls» y en dos días ya estaban enamorados. Se casaron ese mismo año pero en 1944, Lucille pidió el divorcio , Por primera vez. Luego llegó la serie, sus dos hijos y el mundo creía que el matrimonio era tan feliz como los Ricardos, que cada semana mostraban su día a día. Pero en 1960, América despertó del sueño y descubrió, en boca de Lucille Ball, que el matrimonio idílico había sido una pesadilla.

Tras el divorcio, la pareja mantuvo las formas pero ella siguió protagonizando «shows» en los que, curiosamente, siempre aparecía como soltera. Luego supimos de las infidelidades, las borracheras y la dolorosa diverticulitis del nieto de uno de los ‘capos’ del ron Bacardí. Pero era tal el éxito de la serie, que la pesadilla se tuvo que mantener durante dos décadas.