«ETA sabía a quien mataba cuando asesinó a Carmen Tagle»

El que apretó el gatillo a primera hora de la tarde del 12 de septiembre de 1989 fue Parot, el peor pistolero en toda la historia de ETA, con hasta 39 víctimas a sus espaldas. El mismo al que este Gobierno acaba de trasladar a una cárcel del País Vasco gestionada por el PNV desde que hace justo un año el Ejecutivo de Sánchez cediera al de Urkullu esa competencia.

El otro autor material de ese crimen, Esnal, quedará en libertad condicional el próximo 18 de octubre, después que Francia se la concediera el pasado jueves, pese a que fue condenado a cadena perpetua en el país vecino. Ambos han pasado los últimos 32 años en la cárcel.

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José Antonio Tagle es uno de los hermanos de Carmen. Y como tal participará este martes en el homenaje a las víctimas de ETA que la asociación NEOS, impulsada por el exministro del Interior Jaime Mayor Oreja, celebra desde las 19.30 horas en la Real Casa de Correos, sede del Gobierno madrileño. Como hace unos días, cuando el Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM) dedicó una de sus salas y una placa a Carmen Tagle.

Su hermano José Antonio comparte con ABC recuerdos de aquella fiscal con fama de firme e implacable. «Algunos han dicho que era demasiado vehemente, pero creo que es una interpretación errónea», aclara para definirla mejor como una «apasionada de la verdad», para lo que se inspiraba en su fe católica, como creyente y practicante que era.

A sus 72 años, este doctor en Ciencias Físicas reconoce que los homenajes a su hermana «son muy emotivos, aunque siempre te remueven por dentro». Pero de inmediato añade que «son importantes para que no se olvide» lo que ocurrió en este país. Una labor que José Antonio Tagle considera «necesaria y urgente», ya que «hoy en España casi nadie explica a los jóvenes qué fue ETA ni sus consecuencias», como él mismo apuntó durante su discurso en el acto del TSJM. Y advierte sobre el actual «contexto social de postverdad», que facilita relatos tergiversados acerca del terrorismo etarra que sufrió España hasta hace una década.

Y es que su hermana defendía y representaba todo lo contrario: «El lema de Carmen era que la verdad nos hará libres y que sólo siendo libres podemos ser justos». También rememora otra frase que aquella fiscal de 44 años compartió con un ministro de Justicia: «Estaríamos apañados en el porvenir de las libertades si los pliegues de las togas se arrugaran por miedo a la verdad». Aquel ministro era el socialista Enrique Múgica, cuyo hermano Fernando también fue asesinado por ETA en 1996, pocos años después.

José Antonio resume el crimen de su hermana con las palabras de alguien que trabajó con ella en la Audiencia Nacional, el también fiscal Ignacio Gordillo. «ETA sabía a quién mataba cuando asesinó a Carmen». Y es que aquel asesinato no fue aleatorio o indiscriminado, como tantas otros, todos igual de infames.

Esa frase breve y certera indica que los etarras no fueron a por una fiscal cualquiera o a por la más fácil, como tantas veces hacían con agentes, soldados, concejales, empresarios o cualquier ciudadano que pasara por el lugar de un atentado. ETA asesinó a Carmen Tagle para eliminar a una de las personas que más y mejor estaba combatiendo a la banda terrorista con y desde la Justicia.

Su hermano salpica la conversación con otras anécdotas que ilustran cómo y quién era aquella mujer. «Una vez vio a otro ministro diciendo en la tele que el Gobierno se iba a encargar de que los etarras se pudrieran en la cárcel. Carmen se indignó, le parecía aberrante que alguien conciba la cárcel como un lugar en el que ningún ser humano deba pudrirse».

Ser fiscal de la Audiencia Nacional en la década de los 80 era jugarse la vida cada día con una ETA que asesinaba a decenas de personas al año. Tanto más si se dedicaba a acusar a etarras ante los tribunales con la firmeza de Carmen Tagle: «Sabíamos que era una profesión de riesgo, pero no estábamos muy al tanto, quizá conmigo es con quien más hablaba de ello», recuerda José Antonio.

Además, lamenta con tristeza y un punto de dolor que haya gente, incluso conocidos suyos, que critiquen a las familias de las víctimas del terrorismo por seguir defendiendo su causa. «No es algo que pasó y que haya que olvidar, como pretenden algunos, entre otras cosas porque hay 379 crímenes sin resolver».

A eso mismo, a resolver los crímenes de ETA, se dedicaba su hermana Carmen hasta que dos etarras la asesinaron con 44 años en la puerta de su casa. Uno ya espera para beneficiarse de la política penitenciaria del nacionalismo vasco. El otro saldrá a la calle en tres semanas.