Los menores, objetivo prioritario para las tramas yihadistas

España, pero también Europa, ve con preocupación cómo en los últimos meses han aumentado las operaciones contra Daesh y otras organizaciones del mismo corte en las que hay menores implicados. No es una casualidad: las tramas yihadistas han potenciado sus estrategias para captar a jóvenes, a veces niños, que luego se converten en actores de células terroristas

Un imán radical de Madrid aprovechaba sus clases para captar menores para Daesh

Detención en Madrid de un imán marroquí que adoctrinaba a niños en los postulados de Daesh ABC

Los menores han sido objetivo del yihadismo desde 1988, cuando surgió Al Qaeda. Tal como recoge Álvaro Vicente, investigador del Programa de Terrorismo Global del Real Instituto Elcano en su trabajo «Fórmulas utilizadas para la radicalización y el reclutamiento yihadista de Menores en ... España», dos de sus fundadores, Abdullah Azzam y el propio Osama bin Laden apelaron a la participación de niños y adolescentes tanto en la 'yihad defensiva' contra las tropas internacionales desplegadas en países de mayoría musulmana, como en acciones terroristas en otras partes del mundo.

Había para ello dos razones fundamentales: una de índole práctica, para cubrir las carencias de las organizaciones terroristas con personas fáciles de adoctrinar, instruir y someter a su disciplina; y otra más teórica, ya que la doctrina dice que adultos y menores de cierta edad están obligados por igual a contribuir en la protección y promoción violenta de la religión musulmana.

También Estado Islámico contribuyó a aumentar ese acervo doctrinal y promueve el alistamiento de 'niños soldados' al aludir a fuentes coránicas que relatan la esencial contribución de dos quinceaños a la primera victoria militar de Mahoma. El llamamiento provocó que solo hasta 2018 un millar de menores residentes en Europa Occidental se incorporaran a sus filas, la mayoría como combatientes extranjeros de Daesh en Siria e Irak.

España no fue ajena a este tipo de situaciones. Entre 2013 y 2017 fueron detenidos en nuestro país 36 individuos por adoctrinar a menores y nueve de los radicalizados fueron arrestados por las Fuerzas de Seguridad por su participación en actividades relacionadas con el terrorismo yihadista.

Aumento de las investigaciones

El fenómeno, por tanto, no es nuevo. Sin embargo, llama la atención y preocupa el número de operaciones contra el yihadismo realizadas en España tanto por la Policía como por la Guardia Civil en las que están implicadas personas que no han cumplido la mayoría de edad, bien como víctimas o como captadores. Y más sorprendente aún es el número de casos que se han producido desde agosto.

En este sentido, la Jefatura de Información del Instituto Armado ha recordado últimamente en varias ocasiones que «tanto en España como en Europa se ha detectado un aumento de las investigaciones sobre menores de edad en el contexto del terrorismo de corte yihadista, constituyendo la nueva realidad de los 'nativos digitales' radicalizados uno de los fenómenos emergentes a nivel global en el ámbito del yihadismo».

Álvaro Vicente distingue tres modalidades de captación de los adolescentes, y con alguna de las tres tiene su correspondencia cada una de las operaciones que se han hecho en España. La primera sería la fórmula intrafamiliar para movilizar menores y es consecuencia de que quienes han abrazado el salafismo combatiente no tienen problemas en conjugar su condición de padres con su militancia, algo que además alientan las redes yihadistas. En particular, son las madres las más concernidas en la labor de introducir a sus hijos en la religiosidad más radical, lo que hacen desde la más temprana edad para evitar que surjan desviaciones ideológicas entre sus vástagos. Por supuesto, se hace en un entorno 'offline', en la residencia familiar y se produce en todas las etapas de la minoría de edad.

Radicalización a golpes

Un caso paradigmático es el que se conoció a finales de septiembre pasado, cuando la Jefatura de Información de la Guardia Civil detuvo en Vitoria a una mujer de nacionalidad peruana que había abrazado el ideario del yihadismo radical, que inculcaba, incluso con castigos físicos, a sus cuatro hijos, de entre 4 y 11 años. El colegio al que iban los pequeños no había detectado lo que ocurría. La madre, con suave acento latino que no levantaba sospechas, desplegaba además una importante actividad propagandística de Daesh a través de las redes sociales. Está en prisión.

La segunda modalidad de captación de menores es la extrafamiliar, aunque en un ambiente próximo al núcleo familiar. En este caso los vínculos entre el adoctrinador y la víctima pueden ser de amistad, vecindad o incluso en el ámbito de la mezquita o las madrasas. Normalmente se hace en un entorno 'offline' y los chicos suelen estar en la adolescencia o preadolescencia.

Este fue el caso descubierto a principios de diciembre en un distrito del sur de Madrid, cuando los expertos de la lucha contra el terrorismo de la Guardia Civil detuvieron a un marroquí de 44 años que aprovechaba las clases de árabe que daba a menores de su entorno para adoctrinarlos en los postulados del yihadismo radical. En este caso fueron algunos familiares de los niños los que denunciaron a este individuo, que había ejercido como imán en una mezquita que tuvo que dejar por esos problemas y continuar con su actividad en otro local. También está en prisión.

Captación 'online'

La tercera fórmula de captación de un menor descrita por Vicente es la extrafamiliar en contexto no inmediato, en la que no hay un vínculo social previo entre el radicalizador y el radicalizado. Lo normal en este caso es que se trate de una captación 'online' y sobre todo son víctima de ella chicos que están ya en una adolescencia media. Como en todoslos casos, el reclutado también puede evolucionar en su rol y pasar a ser un activista a la hora de persuadir a otros chicos para que se unan a las filas del yihadismo.

Un claro ejemplo de esta modalidad se produjo en noviembre, cuando fueron detenidos dos menores por la Guardia Civil acusados de difundir material propagandístico de Daesh con el objetivo de reclutar o otros chavales como ellos. Ambos habían pasado de consumir y difundir material terrorista a convertirse en actores autónomos y descentralizados al haber creado entidades mediáticas de corte yihadista que además disponían de con un logo muy parecido al de Estado Islámico. Sus padres eran completamente ajenos a sus actividades.

Mujer peruana que utilizaba la violencia para educar a sus hijos en los postulados de la yihad ABC

El paso desde la captación hasta estar involucrado de pleno en las actividades terroristas, jugando por tanto un papel activo, suele ser rápido. La Guardia Civil ha hecho dos operaciones este año con menores detenidos, tres en total. Además de la ya citada de noviembre hubo otra en junio en el que se arrestó en Sitges (Barcelona) a un chico de nacionalidad francesa por difundir material propagandístico de grupos terroristas chechenos. Fue internado en un centro especializado de forma provisional.

También la Comisaría General de Información ha hecho operaciones muy relevantes contra el terrorismo yihadista en las que están implicados menores, como una que llevó a cabo a mediados de diciembre. Entonces detuvo a tres chvales de 15 y 16 años, en Madrid y Barcelona, que querían llevar a cabo una acción terrorista y tenían en su poder manuales de fabricación de explosivos, entre ellos sobre cómo elaborar TATP, conocido como 'la madre de Satán'. Uno de ellos estaba tutelado y residía en un centro de Usera (Madrid).

Los arrestados fueron acusados de los delitos de adoctrinamiento, autocaptación terrorista y conspiración/proposición de homicidio. Habían sido detectados a través del ciberpatrullaje en redes sociales, con unos perfiles de ideología claramente yihadista. Desde entonces, y dada su peligrosidad, se encuentran ingresados en un centro de menores en régimen cerrado.

Consumo peligroso

«Sigue habiendo adoctrinamiento presencial –explican fuentes policiales– pero, sobre todo, en este sector de la población hay un gran aumento de la autorradicalización virtual. La mayoría de los chicos son musulmanes, pero también hay conversos», explican esas fuentes, que insisten en la peligrosidad del consumo de contenidos e imágenes entre menores, que por su propia evolución vital son muy permeables a esos mensajes e impredecibles en sus respuestas.

Las fuentes consultadas por ABC destacan también el aumento de detenciones de jóvenes entre 18 y 25 años, que supondrían un 30 por ciento del total, frente al año anterior en el que esa cifra era del 20 por ciento. Buena parte de ellos, con toda seguridad, comenzaron a sufrir un proceso de radicalización cuando aún no habían cumplido los 18 años.

Como ya se ha dicho, no se trata de un fenómeno español, sino que se ha detectado en toda Europa. Por ejemplo, en 2023 Francia hizo varias operaciones importantes con menores detenidos. Según las autoridades de ese país, algunos de ellos estaban dispuestos a perpetrar un atentado.

Es preciso recordar que ahora más que nunca, con la gran pérdida de territorios sufrida por Estado Islámico y el retorno de los 'foreing fighters' (combatientes extranjeros) a sus países de origen, los líderes yihadistas centran buena parte de sus esfuerzos en rearmar sus aparatos de propaganda y saben que los menores son una 'clientela' perfecta al tratarse de personas inmaduras, fácilmente sugestionables, con escasa percepción del riesgo y deseosos de vivir aventuras. Esas estructuras de propaganda, que lanzan mensajes directamente dirigidos a ese sector de la población, son las encargadas de hacer germinar la semilla del yihadismo en los chavales que aún no han cumplido la mayoría de edad.

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