Un imán radical de Madrid aprovechaba sus clases para captar menores para Daesh

La investigación, según informó el Instituto Armado, comenzó el año pasado cuando se detectó a una persona en Madrid vinculada al ideario yihadista que realizaba labores de adoctrinamiento a niños. Estas actividades no pasaron inadvertidas en el seno de la comunidad donde se realizaban, y generaron un conflicto que provocó que el investigado se viera obligado a abandonar la mezquita donde actuaba. No obstante siguió con las mismas en entornos de mayor privacidad.

Según las fuentes consultadas por ABC este individuo había ejercido antes como imán en Toledo y posteriormente se trasladó a otra en el distrito de Villaverde, de la que fue expulsado. Fue precisamente en esta etapa cuando K.B. comenzó a lanzar mensajes muy radicales que comenzaron a inquietar a los fieles musulmanes que acudían a ella. La situación llegó a un punto en que esa comunidad decidió expulsarlo al no compartir su ideario.

A pesar de ello el ahora detenido decidió continuar con sus actividades de proselitismo yihadista, aunque esta vez en un entorno aún más sensible. Comenzó a dar clases a menores de familias musulmanas a cambio de una pequeña cantidad de dinero por cada uno de ellos -ese era su 'modus vivendi' en la actualidad-, pero aprovechaba las mismas para radicalizar a los niños.

El imán defendía ante los menores una visión violenta de la religión en los mismos términos que las principales organizaciones terroristas yihadistas, como son Estado Islámico o Al Qaeda. En sus discursos a los chicos ensalzaba la figura del terrorista suicida como legítima en la lucha contra los judíos, cristianos y apóstatas. Estas teorías eran expuestas con crudeza en las clases que el detenido impartía a los menores como ejemplo de la conducta a seguir por todos los musulmanes.

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Difundían material propagandístico y utilizaban también las redes sociales para el adoctrinamiento

Que los destinatarios de estos mensajes fueran niños era un elemento de preocupación añadido para los investigadores, ya que son más influenciables. Así que había que actuar con rapidez, porque en la propia comunidad musulmana había preocupación por las actividades de este individuo y las consecuencias que podían tener.

Hay que recordar que para Daesh el proselitismo tiene la misma importancia que el combate y de hecho se refieren a este actividad como la «yihad de la palabra».

El miércoles de la semana pasada, tras meses de investigación, la Jefatura de Información de la Guardia Civil decidió neutralizarlo. En este ocasión, al contrario de lo que es habitual, la detención no se produjo de madrugada, sino que se esperó a que los tres hijos del sospechoso se hubieran ido al colegio para evitar que presenciaran una escena que, sin duda, les iba a impresionar.

Además del arresto de K.B. los investigadores procedieron al registro de su vivienda y del local donde impartía las clases. Intervinieron documentación en papel y soportes informáticos que están pendientes de análisis y que podrían dar lugar a nuevas líneas de investigación. Las fuentes consultadas por ABC explicaron que el detenido no tenía, que se sepa, actividad en las redes sociales, aunque es un extremo que se debe confirmar con el examen de los dispositivos electrónicos intervenidos.

En la actualidad, la captación terrorista de jóvenes es uno de los fenómenos emergentes a nivel global en el ámbito del yihadismo, un hecho detectado en otras investigaciones recientes de Guardia Civil como una tendencia preocupante a la que hacer frente. Por ejemplo, hace solo una semana se conoció la detención de dos menores, uno en Plasencia (Cáceres) y otro en Baleares, acusados de distribuir material propagandístico de Daesh en la que se incitaba a la captación y la comisión de atentados, mediante plataformas de comunicaciones de videojuegos.

Desde la elevación al nivel 4 de alerta antiterrorista el pasado 26 de junio de 2015 la Guardia Civil ha potenciado todas las investigaciones en el ámbito de la radicalización y adoctrinamiento, que según todos los expertos claramente suponen un apoyo a las estructuras de las organizaciones terroristas