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Quevedo y el honor

GATOS QUE FUERON TIGRES

Su duelo en San Martín fue un recordatorio de que en esta villa la honra se defendía con sangre y también con palabras que cortaba como el viento de la sierra

Baldomera Larra, la «madre de los pobres» que estafó 22 de millones de reales

La parroquia de San Ginés, en Madrid MAYA BALANYA
Alfonso J. Ussía

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Corría el año de 1611, y Madrid era una villa polvorienta y bulliciosa, un hervidero de espadachines, poetas, rufianes, beatas y mangantes, todos revueltos sobre un plato de callejuelas estrechas donde el olor a estiércol se mezclaba con el del pan recién horneado. La corte ... de Felipe III, recién asentada en Madrid tras el breve exilio vallisoletano, era un hervidero de intrigas palaciegas, versos afilados y pendencias a la menor excusa. En este escenario, don Francisco de Quevedo, caballero de ingenio cortante como su propia espada, protagonizó un lance que aún resuena en los anales de esta ciudad canallesca y Real: el duelo en la iglesia de San Martín.

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