Alquitrán de alfombra

Quiero decir que el alquitrán está en Madrid, pero lo de alfombra es un alarde metafórico, porque las calles son un prodigio de baches, así en general. No pretendo hacerle aquí el mapa de desperfectos de acera, o de calle, en general, pero Madrid tiene demasiado pavimento agrietado, demasiada acera desportillada, demasiada avenida con susto de casi avería.

Noticia Relacionada

Cartas al alcalde

Postal con palacio

Ángel Antonio Herrera

Sabe usted, alcalde, que las quejas del peatón se ahíncan, por mayoría, en la limpieza y en el pavimento, un pavimento que, en efecto, algo ha ido mejorando, desde la pandemia hasta hoy, mayormente la zona centro, que es la que ven los turistas. Las cosas como son. Pero hay un itinerario de afueras, una órbita barrial en la ciudad, que vive bajo la indiferencia o desidia en la reparación o el parcheo, y ahí hay tantas queja como cansancio, o resignación. O cabreo.

No se nos escapa que es difícil la puesta al día de toda la zona pública de una ciudad desperezada, añeja, noble y sucia, como Madrid. Pero procede ir poniendo próspera de alfombras de alquitrán la Villa y Corte, porque el alquitrán es el maná que a menudo nunca llega.

Supongo, alcalde, que puede usted pretextar que Madrid no se mejora de aceras, o calles, en un día, y que eso exige un potosí que no tenemos, a pesar de que Rita Maestre, y otras musas municipales nos advirtieran un día, inolvidablemente, de que «aquí hay muchísimo dinero».

Lo supongo, igual que puede usted suponer que Madrid tiene un catálogo muy ameno de grietas o socavones, incluso, que son las postales contrarias a las postales del cielo de la calle Alcalá, cruce con Gran Vía. Igual conviene ponerse un poco al tajo de diáspora. Feliz navidad, jefe.