bala perdida
Estupenda Concha
Ha abierto, y ha cerrado, el retrato de una mujer entera y popular
La estafa de la realidad (29/11/23)
Un almanaque de sustos (25/11/2023)
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Iniciar sesiónConcha cumplió muy rebordados papeles, como actriz. Pero la vida, que es irónica y reserva guionistas secretos y un poco cabrones, le colocó un día, además, el papel de separada con buenos modales. Y ahí también lo bordó. Ha abierto, y ha cerrado, el ... retrato de una mujer entera y popular, una mujer que no da un susto de medio bikini ni un infarto de cabaré de exclusiva, porque iba al trabajo firme y a la vida de poco escaparate, o de escaparate justo. Es lo contrario a lo que algunos cronistas llaman señora 'stupenda', que es la manera de condecorar a las que no pasan de percha oficial de trapo caro. Practicó una popularidad de contención, a la hora de ir a lo íntimo, y encontraba siempre un piropo para las circunstancias que en rigor le dolían, que es una manera de quitarse de enmedio. Una elegante manera de estar callada, pero sin estarlo. A mí, en privado, me pegó alguna dulce bronca por defender la vida portuaria, digamos, de Paco Marsó, mi amigo y su marido, pero sus mayores o menores discordias, conmigo o con otros, acababan mereciendo la gratitud, porque ella resultaba natural sin traspiés, porque entornaba la verdad, porque no se callaba, pero sí.
Fue bailarina, antaño, y siempre chica yeyé. Decía que veía a Dios, si dormía con el nieto. Se retiró varias veces, sin retirarse del todo. Llevaba tiempo preparándose para bien morir. Así mismo me lo dijo. Logró un carrerón, pero lo mantenía como si no hubiera empezado aún la carrera. Tuvo unas piernas alabeadas, de esbelto jabugo sexual y vallisoletano, que gustaban mucho a los mirones de oficio. La soledad dura la charlaba en las entrevistas, y hablaba de todo a escote abierto, pero sin desabrocharse nunca del todo su elegancia de famosa que no sale en los rankings del corte y confección, pero sí en el coro escueto de las españolas más queridas, que es donde están las que se miran más bien en los espejos interiores. Ser otros, esa esencia de su oficio, pasa por ser uno mismo. Ella misma, Concha. Una estupenda. Sin la ese líquida de los que hablan la opinión mascando el bobo chicle del esnobismo
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