El jefe de gabinete de Puigdemont contactó con espías rusos

La inteligencia polaca cree que el periodista español canjeado era parte de ese programa

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Andrey Bezrukov y Elena Vavilova, espías rusos ficha policial

David Alandete

Washington

En una fotografía encontrada el 28 de octubre de 2020 en el teléfono incautado al jefe de gabinete de Carles Puigdemont, la policía española descubrió dos siglas que llamaron mucho su atención: «AB+SVR». Según el informe policial de la Operación Troya, publicado en julio ... de 2024, esas siglas corresponden Andrey Bezrukov y al Servicio de Inteligencia Exterior en sus siglas en ruso.

Bezrukov y su esposa, Elena Vavilova, son conocidos colaboradores de Josep Lluis Alay, el jefe de gabinete de Carles Puigdemont. Además, ambos ostentan un estatus prominente dentro del mundo del espionaje ruso. En el reciente canje de prisioneros entre EEUU, Alemania, Polonia y sus aliados con Rusia, este país recuperó a varios «ilegales», el término utilizado para describir a agentes encubiertos que operan en el extranjero sin inmunidad diplomática.

La inteligencia polaca alega que el periodista español nacido en Rusia Pablo González, que trabajaba ocasionalmente para Público y La Sexta, canjeado con Rusia el 1 de agosto, era parte de ese programa de ilegales. Los abogados de este lo niegan. El Kremlin ha dicho que a los canjeados se les va a condecorar por servicios a la patria. González comparte abogado con Puigdemont y Alay: el letrado chileno y alemán Gonzalo Boye, que fue condenado a prisión por participar en el secuestro de ETA al empresario Emiliano Revilla.

En el caso de los contactos de los independentistas catalanes, fueron a contactar con la pareja real que inspiró la famosa serie «The Americans». Bezrukov y Vavilova fueron de hecho agentes encubiertos del SVR. Trabajaron durante dos décadas en EEUU bajo identidades falsas, operando como agentes infiltrados bajo el apellido Foley. Tras ser arrestados y deportados en un intercambio de prisioneros en 2010, regresaron a Rusia, donde son muy reconocidos en el ámbito de la inteligencia, él como profesor de la prestigiosa universidad Mgimo y ella como conferenciante y escritora.

Alay, cree la policía, hizo esas anotaciones en su libreta en junio de 2019, durante un viaje a Moscú en el que se vio con destacadas personalidades políticas y, según él mismo anota en la libreta y cree, de la inteligencia. A uno de ellos, Evgueni Primakov Jr., le dice en un mensaje, también incautado por la policía: «Querido Eugeni [sic] como recordarás, hemos pasado una tarde juntos en Moscú con Andrey y otras personas hablando sobre Cataluña y Europa...».

La libreta de Alay, revelada el mes pasado por la Policía Nacional, incluye un plan para acercarse a instituciones, políticos y espías rusos y conseguir apoyo financiero y político. Además hace referencia a empresas energéticas catalanas que podrían servir de ayuda en la creación de un estado independiente con el respaldo de Rusia, siempre según la interpretación policial.

El tal Primakov es un político aliado de Putin que ha llegado a dirigir una agencia pública para representar a los rusos en el exterior. Una fotografía en el teléfono de Alay muestra una mesa con el nombre de Bezrukov. Cree la policía que es de una conferencia que Alay dio en la universidad de Mgimo. Uno de los asistentes, Alexander Dimitrenko, dijo en este diario que en esa ponencia Alay explicó que «los catalanes prácticamente habían fundado Rusia».

En el informe policial se concluye que con esos y otros enlaces, los miembros del equipo de Puigdemont trabaron «contactos con personas relacionadas con el servicio de inteligencia interior y/o la administración rusa». Lo cierto es que espías como Bezrukov y Vavilova pueden vivir durante décadas trabajando para al inteligencia de su país fingiendo ser civiles.

A tenor del canje de prisioneros de este 1 de agosto, el Kremlin mantiene el sistema de ilegales en el extranjero. Rusia recuperó a varios espías, incluidos Atem y Anna Dulstev, quienes operaban como «ilegales» desde 2017 en Eslovenia. Sus hijos, que no sabían que sus padres eran rusos ni conocían al presidente Vladimir Putin, se enteraron de su verdadera nacionalidad en el vuelo a Moscú. La familia fue arrestada en 2022 por espionaje.

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