'La selva de las sensaciones', un libro escrito con los ojos desde el corazón
José Luis García Fernández es un enfermo de ELA y ha publicado su primer libro de cuentos. Parte de los beneficios irán destinados a la asociación AdELAnte de Castilla-La Mancha
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Iniciar sesión«Tiene una inteligencia emocional brutal que no es común en las personas y, menos aún, en los enfermos con Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA)». María Zalve, trabajadora social de la asociación AdELAnte de Castilla-La Mancha, conoce muy bien a José Luís García ... Fernández (Toledo, 1979), uno de los 170 pacientes con esta enfermedad neurodegenerativa que forman parte de esta entidad social.
«Siempre ha aceptado muy bien lo que le ha ocurrido, y no ha sido nada fácil. En su situación, lo más común es bloquearse y él siempre se ha anticipado a lo que le iba a ocurrir en su futuro -relata María Zalve-. Era consciente de que iba a dejar de hacer su vida cotidiana, anteponiéndose a todas las ayudas que necesitaba».
José Luis trabajaba en Eurocaja Rural, donde llegó a ser director técnico de su operador de banca seguros. Pero en 2017 el diagnóstico de su enfermedad le cambió la vida y lo apartó de su puesto de trabajo. A día de hoy, su empresa le sigue dando vida al mantener su correo electrónico y resto de canales de comunicación interna. «Esto me ayuda bastante», reconoce.
Ha perdido la mayoría de sus capacidades físicas pero, lejos de venirse abajo, ha sabido vivir (con mayúsculas). Apoyado en la tecnología -se comunica a través de un dispositivo ocular conectado a su ordenador-, ha escrito con sus ojos el libro de cuentos 'La selva de las sensaciones'. Con dos objetivos: ayudar y que parte de los beneficios de su venta irán destinados a apoyar a la asociación AdELAnte CLM.
Un «proyecto muy especial» que reúne una serie de cuentos protagonizados por animales, «sencillos y fáciles de comprender» para niños y papás. Ha sido «con la intención de volver a transmitir a los más pequeños los valores y sus significados mediante moralejas, cosa que creo que estamos dejando caer en desuso», responde José Luis en un mensaje por correo electrónico.
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Sus historias pretenden transmitir valores como el respeto, la amistad, la tolerancia, la perseverancia, el esfuerzo, la solidaridad y la empatía, además de estar acompañadas por unas coloridas ilustraciones. Un libro que no ha sido creado solo para leerlo en casa, sino también en el colegio. «Puede llegar a ser una excelente herramienta para complementar la formación de los alumnos en el aula, ya que las historias pueden ser leídas en voz alta por los profesores, o bien los alumnos pueden leerlas y luego discutir las enseñanzas que se desprenden de cada una», explica su autor.
«El peor mal de todos: no poder abrazar a mi mujer e hijos»
Recuerda que, cuando le dieron el diagnóstico de la enfermedad, en quien primero pensó fue en su mujer, Raquel, y sus hijos, Clara y Adrián, a los que ayuda a hacer los deberes por increíble que parezca. «Es como si todo lo que te rodea saltase por los aires. La vida te cambia en el modo en que tu incapacidad se resume a todo, y cuando digo todo, es todo, salvo la facultad de mirar en silencio, pensar y sentir en barra libre. Y en mi caso, con el peor mal de todos: no poder abrazar a mi mujer y a mis hijos», se lamenta.
Durante todo este tiempo, su familia ha sido su indiscutible apoyo. «Sin ellos no existe ningún motivo para seguir», sentencia. «Esta enfermedad es tan invalidante que, aparte de robarte prácticamente cualquier tipo de capacidad física que podamos tener, también termina por aniquilar tu vida social, dejándote a veces demasiado solo».
Si los personajes de su cuento transmiten importantes lecciones, José Luis ya ha dado una magistral a todos. «La vida es maravillosa, vamos a ayudar a vivir», desea.
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