El Congreso de los Diputados ha dado este martes un paso decisivo hacia la actualización del autogobierno castellano-manchego al aprobar, con una holgada mayoría, la toma en consideración de la reforma del Estatuto de Autonomía de Castilla-La Mancha. El proyecto, impulsado conjuntamente ... por PSOE y PP en las Cortes regionales, recibió el respaldo de ambas formaciones en la Cámara Baja, así como de Sumar, Coalición Canaria y PNV, aunque los nacionalistas no han participado en el debate. También votó a favor José Luis Ábalos. Podemos optó por la abstención, como Esquerra, BNG y Compromís. Los 33 diputados de Vox votaron en contra, además otro voto en contra de UPN. Los parlamentarios de Junts y los de Bildu no han votado ni participado en el debate. En total, El texto recibió 288 votos a favor, 34 en contra y 13 abstenciones.
Una vez tomado en consideración, el estatuto pasará a la Comisión Constitucional del Congreso, una instancia en la que se debatirá el fondo de la norma y los grupos podrán hacer modificaciones vía enmiendas. Una vez aprobada en esta Comisión, la norma volverá al pleno del Congreso para la votación final del texto, y de aprobarse, se remitirá a la Cámara Alta.
En el Senado, los senadores podrán introducir nuevas enmiendas y devolverlo al Congreso, vetarla o darle el visto bueno, en cuyo caso, el estatuto quedará aprobado de forma definitiva a mediados del año que viene.
Pero mientras esto ocurre, el hemiciclo fue escenario de una imagen poco frecuente: la coincidencia de los dos grandes partidos nacionales en la defensa de un mismo texto. Desde Castilla-La Mancha, los líderes regionales del PSOE y el PP, Emiliano García-Page y Francisco Núñez, destacaron el valor del consenso alcanzado y subrayaron el carácter integrador de la reforma.
Núñez definió el nuevo Estatuto como «la base para un cambio político y social», y reivindicó que la comunidad «no pide privilegios, pide igualdad; no reclama agravios, reclama oportunidades». En materia de agua, defendió que su gestión «debe servir para generar futuro, no para agravar desigualdades».
Por su parte, García-Page calificó la jornada como «un día importante para Castilla-La Mancha» y resaltó que el texto es «fruto de un consenso amplísimo, plenamente leal a la Constitución y que blinda los principales servicios públicos y conquistas sociales». «Este no es un Estatuto contra nadie», subrayó, recordando que su objetivo es fortalecer la sanidad, la educación y el bienestar social como pilares de la autonomía.
El presidente castellano-manchego reivindicó además el respaldo ciudadano a un proyecto que, dijo, «ha consolidado la autonomía en el corazón de la gente», y destacó que el Gobierno regional no habría impulsado una reforma de este calado sin el acuerdo entre las dos grandes fuerzas políticas.
Las críticas llegaron desde Vox. El diputado por Toledo, Manuel Mariscal, tildó la reforma de «nueva estafa del bipartidismo» y acusó a Page y Núñez de comportarse como «trileros y estafadores» por pactar un texto que, a su juicio, «refuerza las estructuras de poder político». Mariscal cargó especialmente contra la creación de una agencia tributaria autonómica, comparándola con las de los «separatistas catalanes».
Su intervención fue respondida con dureza por el diputado socialista Sergio Gutiérrez, quien defendió que el nuevo Estatuto busca «más igualdad y cohesión, no privilegios». «Si su argumento para votar en contra es decir que en Castilla-La Mancha nos hemos vuelto independentistas, tiene que afinar un poco más», replicó con ironía, arrancando los aplausos de su grupo.
El presidente García-Page resumió el espíritu del momento con una frase que resonó más allá de la bancada regional: «Este puede ser uno de los pocos ejemplos de consenso entre los dos grandes partidos». Una unidad que, en tiempos de confrontación política, se convirtió en el verdadero mensaje del día.
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