TRIBUNALES
Nadie protegió a Romina Celeste: «Mi hija seguiría viva»
La madre de Romina Celeste siente hoy «un poco más de paz» porque siempre mantuvo que su hija no podía haberse suicidado
El asesino de Romina Celeste confiesa el brutal crimen cuatro años después
Laura Bautista
Las Palmas de Gran Canaria
La madre de Romina Celeste, Miriam Rodríguez, se ha confesado aliviada tras la confesión del asesino de su hija, y sentirse «un poco más en paz» porque supone confirmar lo que ella sentía, que su hija no se había suicidado como defendía el ... acusado hasta hoy y durante los 4 años y 5 meses que ha durado el procedimiento.
Ha lamentado que el sistema no protegiese a Romina Celeste, porque si se hubiese activado el protocolo de violencia de género dos días antes de los hechos, cuando acudió con lesiones a un centro de salud y confesó que le había pegado su marido «mi hija seguiría viva». Romina Celeste, aún confesándose víctima de violencia de género, pasó a la sala de espera hasta que la atendiese un médico, tiempo en el que su marido y maltratador se la llevó el centro sanitario, y aún así se le dio el alta voluntaria.
También ha lamentado que si su amiga lo hubiera denunciado o evitado que regresase a la vivienda, o «si me lo hubiera contado», estaría viva. Tal y como ha declarado, «nunca me dijo que él la maltrataba».
Durante los días que pasó en Paraguay, apenas unos días después de la boda con su presunto homicida, ella «no me contó nada, aunque le vi moretones en el costado» y le dijo que había sido en un incidente con su hijo. Ha explicado que cuando llegó a Paraguay recién casada, le pareció extraño, y ella le contó que él le había dicho que quería que fuese a visitar a su familia y que había pagado el viaje. En ese momento «pensé que era buena persona», ha confesado. Más tarde descubrió que había sido su otra hija la que había pagado los billetes de Romina Celeste.
Tras la celebración de la primera sesión del juicio asegura sentirse «un poco mejor», aunque «muy triste», porque su hija «me falta», a ella y su familia, y le duele como el primer día, «cuando no devolvió aquella llamada». Ha recordado sus últimas palabras con su hija, que había quedado en llamarla en unas horas, porque era Nochevieja, y quería partir el año vía telefónica con su madre y su hijo como había hecho años antes. No llamó a la hora indicada y no respondió a sus llamadas, tampoco Raúl D.C., lo que «me extrañó mucho».
Hoy no ha podido estar presente durante la sesión porque estaba en la lista de testigos, pero el lunes entrará en la sala. Para la madre de la joven paraguaya, la confesión del homicida, Raul D.C. se debe a que «le pesa el corazón y la conciencia», y así quiere pensarlo porque «mi fe es grande».
«No creo que sea una estrategia, tengo tanta fe que creo que su conciencia no le dejaba dormir» y «es grande tener en el fondo el haber hecho y no haber dicho», porque «las pruebas son bastantes y está todo en su contra», y confía en que «se hará justicia».
Que Romina Celeste vuelva a casa
Para Miriam Rodríguez, su hija hoy «descansa en paz» tras la confesión de su asesino, pero «no su familia» que espera encuentre consuelo al poder recuperar los restos y «llevarla de nuevo a casa». Aunque «mi hija ya nunca me devolverá la llamada, no va a volver», llevarse «ese pequeño trozo de pulmón que se encontró» es una «esperanza» para el que ya tiene reservado un hueco. Es la «única forma de que Romina Celeste vuelva» con su familia.
Ha afirmado que para ella, es «muy duro solo tener fotografías» y se ha declarado convencida de que el cuerpo de su hija «fue dispersado por la isla preciosa de Lanzarote» y que una parte de Romina Celeste fue enterrada. Ha pedido al asesino confeso de u hija a que «se toque el corazón y diga dónde los enterró».
Ha agradecido a su abogada el esfuerzo y la determinación en el caso, porque «me prometió que llegaríamos a la verdad» y también a los medios de comunicación, que han sido elemento de presión y solo gracias a todos ellos «hoy hemos podido al fin celebrar el juicio». También a los grupos de apoyo que han pedido durante años justicia para Romina Celeste, por haber «mantenido viva a mi hija» en estos 4 años y 5 meses de procedimiento.
Por su parte, la abogada de la familia, Emilia Zaballos, ha insistido en la excesiva dilación del procedimiento, que han aumentado el dolor ante una «situación dantesca» como este crimen, y que llevó al acusado a salir de prisión el libertad el pasado mes de enero. El cambio del sistema es «una tarea pendiente de todos a nivel social», y ha pedido «no olvidar a las familias, porque la víctima no es solo Romina Celeste».
Desde la entrada del nuevo abogado de la defensa, ha habido colaboración y la defensa le ha expresado la voluntad del acusado en confesar los hechos, como ha cumplido hoy. Ha asegurado que no han renunciado «a nada» en lo relativo a las penas, y solo han aceptado los atenuantes técnicos como el de reparación del daño, porque no aceptan el de confesión porque «ha sido completa».
Para Zaballos, «son delitos muy graves y no vamos a ceder», ha explicado la letrada. Al contrario que la madre de la víctima, ella piensa que la confesión de Raúl D.C se debe a que «había muchísimas pruebas que acreditan todos los delitos», Sobre la sesión del lunes «será duro» pero «Miriam es fuerte para luchar por su hija».
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