Inquietud en el PSOE de Lambán y en el PP aragonés ante los resultados electorales de Castilla y León

En Castilla y León , las marcas que han rentabilizado el voto del descontento de la despoblación han sido Soria Ya y Unión del Pueblo Leonés (UPL), marca esta última que no pertenece a España Vaciada, pero que ha aprovechado el tirón de ese descontento. En el resto de provincias castellanoleonesas, el experimento político de España Vaciada se ha desinflado, no ha cuajado. Pero el fenómeno que se ha producido en Soria y en León confirman los temores de los socialistas aragoneses: esas marcas le restan al PSOE y, encima, no son suficientes para frenar el auge del centro-derecha. El descalabro de Ciudadanos no lo rentabiliza la izquierda, sino que engorda a la derecha, en particular a Vox.

En Aragón, Teruel Existe ya ha dejado claro que va a presentarse a las autonómicas que tocan para mayo de 2021, si no hay adelanto. Y consideran en firme concurrir también bajo el paraguas de España Vaciada en las provincias de Zaragoza y de Huesca. Todo eso, además, con un PSOE que tiene su liderazgo en el aire a dos años vista, ya que está por despejar la incógnita de si Lambán repetirá o no al frente de los socialistas.

En Castilla y León, Vox ha subido exactamente los mismos escaños que ha perdido Cs. Los de Inés Arrimadas han pasado de 13 a 1, y los de Abascal de 1 a 13. El PP, pese a haber perdido votos, han logrado ganar dos escaños en las Cortes de Castilla y León, como consecuencia de la aritmética provincial de la Ley d`Hondt. El PP se ha hecho con dos de los siete escaños que ha perdido el PSOE en esa región. Los otros cinco se los han repartido entre Soria Ya (3) y Unión del Pueblo Leonés, que ha pasado a tener tres, mientras que hasta ahora tenía uno.

Pero las elecciones de Castilla y León también han generado cierta desazón en las filas del PP aragonés, que ven cómo la apuesta por la renovación que lidera el nuevo presidente regional de los populares, Jorge Azcón, puede verse frenada por la incapacidad del partido a nivel nacional de reconcentrar el voto de la derecha. En Castilla y León, el PP no ha rentabilizado ni uno solo de los votos que ha perdido el centro-izquierda. Aunque por el juego de la matemática electoral se ha hecho con dos de sus escaños, en realidad ha perdido más de 50.000 votos respecto a las elecciones autonómicas de 2019.

Como se ha apuntado, el voto que ha perdido el centro-izquierda ha ido a parar a Soria Ya y a Unión del Pueblo Leonés. Y el votante que ha huido de Ciudadanos ha engordado en exclusiva a Vox.

Este es un escenario no se corresponde con el que dibuja el proyecto que lidera el aragonés Jorge Azcón, necesitado de un claro despegue en las urnas para tener opciones firmes de gobierno en esta región. Las opciones del PP para recuperar el Gobierno de Aragón pasan por reconcentrar el voto del centro y de la derecha para ganar escaños.

En Castilla y León, esa concentración no la ha conseguido el PP, frente al fuerte ascenso de Vox. Y en Aragón, para que los populares pudieran recuperar el Gobierno regional con el apoyo de Vox no solo haría falta un fuerte crecimiento en escaños de los de Abascal, sino también un ascenso significativo del PP, que en Castilla y León no se ha dado. Hay que tener en cuenta que en Aragón la situación se complica por la tradicional fragmentación del voto entre múltiples siglas. Hay que tener en cuenta que, a diferencia de Castilla y León, en Aragón el PP lleva dos legislaturas fuera del Gobierno regional y en los últimos comicios (2019) no fue el partido más votado.

Llegado el caso, si Teruel Existe o sus franquicias en las otras dos provincias aragonesas pudieran tener la llave del futuro Gobierno aragonés, no está claro si se inclinarían a izquierda o derecha -en clave nacional se inclinaron por Pedro Sánchez, pero insisten en que eso no quiere decir nada de cara al futuro-.

Por otra parte, en Aragón la relación entre el PP de Azcón y Vox es sustancialmente distinta a la que han dibujado los populares en Castilla y León y desde la dirección nacional de Pablo Casado. En Aragón, el PP es consciente de que sus opciones de gobierno pasan forzosamente por una coalición -Aragón nunca da a un partido mayoría absoluta-, y Vox es un aliado estratégico potencial. De hecho, el propio Azcón cuenta con experiencia en primera persona, ya que es alcalde de Zaragoza gracias al apoyo de Vox, aunque este partido no forma parte del gobierno municipal.