Aragón suma más de 6.000 pensionistas mientras pierde 28.000 trabajadores y miles emigran

La crisis ha vuelto a desnudar las debilidades sociales y económicas de una región lastrada por el envejecimiento demográfico y por los profundos desequilibrios territoriales. Esta región sigue siendo incapaz de aprovechar realmente las etapas de expansión económica para consolidar una mejoría de su estructura poblacional. Lo avanzado en el periodo expansivo que arrancó en 2014 se ha truncado en cuanto a asomado la nueva crisis desencadenada por el coronavirus.

El dato lo ha aflorado la última Encuesta de Población Activa (EPA). El nuevo retroceso que se está produciendo en la región resulta especialmente comprometedor para las zonas que ya estaban más azotadas por la despoblación, el envejecimiento y la falta de expectativas laborales. Y arrastra a ese oscuro escenario a otras zonas que aún no habían caído por esa crítica pendiente.

En términos interanuales, la provincia de Zaragoza ha perdido 18.600 trabajadores, pero ha sumado 4.200 pensionistas. La de Huesca ha perdido 7.400 trabajadores al mismo tiempo que ha sumado 1.900 pensionistas. Y la provincia de Teruel tiene ahora un centenar de pensionistas más que hace un año, pero 1.900 trabajadores menos.

Las debilidades estructurales que arrastra Aragón también se ha traducido en una acelerada pérdida de población activa desde que comenzó la crisis del coronavirus. Como informó ABC la semana pasada, ante la escalada del paro y la falta de expectativas, más de 15.000 trabajadores han huido de Aragón durante estos meses. Han hecho las maletas y se han marchado a otras regiones o al extranjero. Además, los que están protagonizando esta nueva ola de emigración aragonesa son ciudadanos españoles.