Sevilla 2007: una reforma del estatuto de inspiración catalana

¿Por qué se remodeló el Estatuto de Autonomía? La primera alusión a la necesidad de actualizar el texto normativo se produce el 8 de mayo de 2002, cuando el presidente de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves, anunció esta idea en el marco de la llamada 'segunda modernización de Andalucía'. Las Bases para la Reforma del Estatuto de Autonomía para Andalucía se aprobaron el 16 de diciembre de 2003.

Más allá de la necesidad real de retocar una ley que databa de 1980, la reforma del Estatuto no se entiende sin el contexto nacional. Tanto el País Vasco como Cataluña iniciaron en esas fechas sendas campañas para exigir al Gobierno de Mariano Rajoy una reforma estatutaria que elevase el listón competencial. El Gobierno vasco activó el denominado Plan Ibarretxe, una propuesta de reforma registrada el 25 de octubre de 2003 en el Parlamento Vasco. Tras una dilatada polémica, el Congreso de los Diputados acabó rechazando la toma en consideración de la Propuesta de Nuevo Estatuto vasco.

Más éxito tuvo la reforma del Estatuto catalán, aprobada en referéndum el 18 de junio de 2006, ya durante el mandato de un Rodríguez Zapatero que había adelantado que daría luz verde cualquier estatuto que le llegase de Cataluña. En Andalucía, el PSOE pretendió incluir en el Estatuto remodelado el concepto de 'realidad nacional' que recogía el nuevo Estatuto catalán en su articulado, algo a lo que se negó el PP. El PSOE andaluz intentaba repetir la foto de 1980 y aprobar el nuevo Estatuto sin el apoyo del centro derecha, monopolizando políticamente la iniciativa autonomista. Pero los populares no mordieron el anzuelo y, además, el Gobierno de Zapatero quería consenso. Finalmente se acordó introducir el concepto de 'realidad nacional', pero solo en el preámbulo y acompañado de la coletilla «en el marco de la unidad indisoluble de la Nación Española».

El nuevo Estatuto elevó el techo competencial, pero fue recibido sin pena ni gloria por la sociedad andaluza. Según un barómetro realizado por ABC un año después del referéndum, la inmensa mayoría de los encuestados, incluidos los votantes socialistas, no habían percibido cambio alguno tras su aprobación.