Sevilla
Lo que no se contó del X Congreso del PP en Sevilla: De las pistolas al cajón para elevar a Aznar
El congreso de 1990 fue el primer gran evento en una ciudad como Sevilla, que miraba a la Exposición Universal de 1992
Un dirigente recogió los trozos de la carta que rompió Fraga. Dice la leyenda que la recompuso y está en algún cajón
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónFibes todavía no se llamaba Fibes y al PP todavía le llamaban AP . El congreso de 1990 se celebró en una Sevilla que tenía la vista en la exposición universal, pero cuya realidad seguía siendo provinciana. Era la época en la que todo ... se planeaba de cara al 92, pero aquel Eldorado quedaba todavía muy lejos. En los terrenos de Sevilla Este se levantaba la Institución Feria de Muestras Iberoamericana, el rimbombante nombre con el que se conocía a lo que después sería Fibes.
No tenía nada que ver con el palacio de congresos actual, ya que se trataba de la primera fase del proyecto, inaugurada en octubre de 1987, y solo constaba de las tres naves centrales. La cúpula central y el resto de dependencias estaba en obras, ya que la segunda fase sería inaugurada en octubre de aquel 1990. A las naves se accedía por la parte trasera, las puertas que actualmente se utilizan como zona de carga.
Más allá de su dimensión política, el congreso, que tuvo un presupuesto de 30 millones de pesetas , supuso un aldabonazo en una ciudad poco acostumbrada a este tipo de eventos. Sevilla manejaba bien en las calles las bullas de sus fiestas, pero no tenía experiencia en la organización de congresos con más de tres mil personas.
Como en el Macondo de García Márquez, casi todo estaba por descubrir, desde los arcos de detección de metales en los accesos —fue la primera vez que se utilizaron en un congreso— hasta las gradas supletorias en las naves —instaladas por la entonces modesta empresa Oton, hoy líder del sector— o la logística congresual para un grupo tan numeroso. Por cierto, que los recién estrenados arcos de detección de metales sonaron varias veces porque algunos de los compromisarios más veteranos llevaban pistolas en la chaqueta; no por afán homicida, sino por mera costumbre. Era otra España y otro PP —el partido se había llamado AP hasta un año antes—, y el postfranquismo aún se hacía notar.
Falta de restaurantes
Huelga decir que la oferta hostelera de la ciudad distaba mucho de la actual, así como las comunicaciones. No fue fácil encontrar alojamiento para tanto militante en plena cuaresma: Los Lebreros, el Meliá, el Don Paco y el Colón se llevaron el grueso de los huéspedes . El Colón era el favorito de Fraga, quien por cierto a pesar de la importancia de la cita tuvo tiempo el sábado para poner la primera piedra del nuevo Ayuntamiento de Espartinas y degustar un vino español junto a la entonces alcaldesa, Regla Jiménez.
Comer fue otro gran problema logístico, tanto por la falta de restaurantes de cierto estatus como por la lejanía del lugar del congreso, aislado sin la SE-30. Hubo que improvisar un comedor en el recinto, ya que no disponía de ese servicio. Las conspiraciones, sin embargo, se dilucidaban en el restaurante Enrique Becerra. Por lo demás, en las noches del viernes y sábado se vieron compromisarios —especialmente los de Nuevas Generaciones, cuyo presidente era Tomás Burgos, actual secretario general de la Presidencia de la Junta— en el Kiosko de las Flores, en La Albariza de la calle Betis y en La Anselma.
La organización del congreso corrió a cargo de José Guillermo García Trenado. Salió bien, muy bien dada la falta de experiencia. Fraga, gran dominador de la escena, lo inmortalizó con el ‘show’ de la carta, rota ante los asistentes. Un dirigente, por cierto, recogió los trozos y dice la leyenda que anda recompuesta en algún cajón. Se proyectó la imagen de renovación y unidad que se pretendía y Aznar, el nuevo líder, logró un respaldo mayor del esperado.
Solo hubo un momento de crisis en su proclamación: al comparecer ante la prensa, se dieron cuenta en el último momento de que el atril era demasiado alto para la talla del nuevo presidente . Una caja —hay quien dice que de Cruzcampo— fue discretamente colocada para elevar al político ante los periodistas. Nadie se dio cuenta. A partir de ese día Aznar ya se elevó por sí mismo.
Límite de sesiones alcanzadas
- El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a la vez. Por favor, inténtalo pasados unos minutos.
Has superado el límite de sesiones
- Sólo puedes tener tres sesiones iniciadas a la vez. Hemos cerrado la sesión más antigua para que sigas navegando sin límites en el resto.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete