La ratio de enfermeras escolares andaluzas se aleja aún más de la media europea de 2024

Las 411 profesionales registradas el pasado año sólo cubrirían la cuarta parte del alumnado en términos de la UE

Pese a su demografía infantil y juvenil, Andalucía es la cuarta autonomía en número de enfermeras escolares

Las enfermeras de ámbito escolar en Andalucía vuelven a ser, un año más, insuficientes para las necesidades del alumnado. Según una reciente publicación del Consejo General de Colegios Oficiales de Enfermería de España (CGE), durante el pasado 2024 trabajaron con esta consideración 411 profesionales ... en la región, una cifra alejada del promedio de los países europeos y a todas luces dispar del mejor de sus extremos —la ratio sueca de 1 enfermera para 451 alumnos—.

Y es que la institución supranacional sitúa en el umbral de lo deseable que haya una enfermera por cada 750 alumnos, la misma cifra que marcan desde la Asociación Nacional norteamericana (NASN).

Teniendo en cuenta que durante el curso que arrancó en otoño de 2023 y concluyó el pasado junio hubo 1.140.180 alumnos matriculados -a los que habría que sumar aquellos que cursan educación especial-, la ratio es insostenible. Las 411 enfermeras andaluzas sólo cubren la cuarta parte del alumnado, si se le quiere brindar la atención en los mismos términos que experimentan los socios europeos.

De hecho, la plantilla se ha visto reducida respecto al año anterior, cuando el recuento llegaba a 426. En ese sentido, también se ha recortado la población escolar susceptible de contar con este servicio —andaluces de 3 a 16 años— por la propia evolución demográfica.

Los datos ofrecidos por el CGE permiten también comparar la situación de esta figura laboral en otros puntos de España. En ese sentido se observa cómo Andalucía ha pasado de ser la segunda en número después de Madrid —con un inmutable millar de enfermeras escolares— a quedar la cuarta. Este cambio se debe a una importante apuesta realizada tanto en Cataluña como en la Comunidad Valenciana, que han sumado 312 y 370 efectivos de un año a otro, respectivamente.

Un «necesario cambio de modelo»

Sin embargo, la revisión entre autonomías esconde otro punto débil del sistema en Andalucía: que las enfermeras escolares no dedican el 100 por cien de su jornada a esta labor, sino que únicamente destinan un porcentaje de sus horas. Esto hace que no se encuentren presencialmente disponibles en el colegio o instituto.

«Venimos reclamando hace tiempo esta figura esencial en los centros educativos y que en número sigue siendo insuficiente. Aunque las 411 enfermeras referentes escolares que hay en Andalucía actualmente, se dedicaran a tiempo completo a los niños y niñas escolarizados, todavía harían falta más de 1.250 enfermeras para igualar la media europea», explica María del Mar García, presidenta del Consejo Andaluz de Colegios de Enfermería (CAE).

De hecho, en todo momento habla de enfermeras referentes escolares, por este matiz que hace que no sea un personal anclado en su totalidad al ámbito educativo. Es cierto que no es una cuestión exclusivamente andaluza, pues también se da en todo el levante español —Región de Murcia, Comunidad Valenciana, Cataluña—, así como en los dos archipiélagos, el balear y el canario, y en las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla.

«Desde el CAE reclamamos que la figura de la enfermera escolar sea incorporada como un miembro más del equipo docente, para una asignatura tan importante como la salud; siendo cada vez más necesarias las actividades de educación y prevención en salud de nuestra población», añade García.

Pero sobre todo, desde el Consejo Andaluz aluden a la celeridad y maximización de recursos que se consigue al tener una enfermera en el centro educativo, pues no sólo puede aplicar in situ sus conocimientos sanitarios, sino que tiene una mayor capacidad de derivar la situación a un centro de salud u hospital.

Es más, la presidenta recalca que «está demostrado, en otras comunidades autónomas que ya cuentan con enfermeras escolares, que son imprescindibles para atender las enfermedades crónicas de las niñas y niños». Según recientes estudios de calado nacional, pero igualmente extrapolables al marco andaluz, uno de cada cinco niños presenta una enfermedad crónica y la tendencia es, además, creciente.

El asma, la diabetes o la obesidad son algunos ejemplos de estas patologías que recomiendan la presencia cercana de un enfermero escolar a tenor de la experiencia del CAE, a las que habría que añadir las intolerancias o alergias alimentarias o a medicamentos. Por ello, inciden, no es sólo una cuestión de números sino, también y muy especialmente, de un «necesario cambio de modelo» que se adapte a las nuevas necesidades de la sociedad.

Por su parte, el vicepresidente del CAE, Rafael Campos, directamente habla de que «la enfermería escolar no es un lujo, es una necesidad». De que «no es un gasto, sino una inversión». Lo explica por el mencionado papel de promotoras de la salud de este colectivo, en el fin común de un futuro con menos diabéticos, menos obesos y asmáticos. «Desde los Servicios de Salud se debe redoblar el esfuerzo en algo tan necesario como el trabajo en prevención; porque la única forma de frenar la alarmante cifra de niños con enfermedades crónicas es prevenirlas».

Según Campos, esta enfermera sería la responsable de actividades sobre salud bucodental, ejercicios físicos saludables, higiene, drogodependencia, educación sexual... para alcanzar así un abordaje integral, especialmente cuando existan alumnos con enfermedades crónicas. Otra cuestión igualmente positiva sería la posibilidad de detectar posibles casos de bullying y ayudar en su prevención.

Además, concluyen, la formación no es el problema. El curso de Experto en Enfermería Escolar, que ofrece de manera continuada el Instituto Superior de Formación Sanitaria (Isfos) suele tener una gran aceptación entre los enfermeros de Andalucía, por lo que «se podría ampliar sobradamente el número de enfermeras de referencia escolar».

La explicación de la Junta

A tenor de esto, fuentes del Gobierno andaluz consultadas por este periódico recuerdan que hasta la llegada de Juanma Moreno a la Junta no existía la figura de la enfermera referente escolar, como tampoco se seguía ningún protocolo de actuación.

De hecho, insisten en que los menores con enfermedades raras o crónicas que precisaban de un plan terapéutico o de cuidados durante la jornada lectiva no estaban identificados de la manera en que constan en la actualidad, fruto de un mapa pormenorizado elaborado por las dos consejerías competentes -Salud y Consumo y Desarrollo Educativo y FP-.

A este respecto, desde la Junta aprecian el papel de la enfermera referente escolar por ser la que coordina, siempre de la mano con las familias, los docentes y los propios profesionales sanitarios que atienden al niño en su centro de salud, los planes terapéuticos y de cuidados de los alumnos con necesidades especiales.

Eso sí, no han entrado a valorar la conveniencia de las cifras ni una potencial reconversión en enfermeras escolares a tiempo completo. En su defecto aclaran que, salvo casos concretos con sus tratamientos prescritos, un niño que asiste a un centro educativo no requiere de cuidados profesionales continuados.

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