Bendodo critica el «circo orquestado» por Susana Díaz en el PSOE

En una entrevista con Efe, Bendodo ha señalado que España necesita un partido democristiano y otro socialdemócrata fuertes, y que lo que ha ocurrido en el PSOE «no es bueno» porque «es como si el Barça o el (Real) Madrid bajaran a Segunda División », algo de lo que el otro «no se podría alegrar».

La presidenta de la Junta «ha utilizado Andalucía para ponerse al frente del partido, porque ese es su objetivo», de manera que haya una gestora durante un tiempo y dentro de un año ella pueda aspirar a la secretaría general del PSOE «en olor de multitudes», ha asegurado.

En este sentido, ha señalado que Díaz ha visto la comunidad andaluza como «un trampolín a sus aspiraciones políticas nacionales, y lo está consiguiendo».

« El problema es que aquí la conocemos », ha referido el dirigente popular, quien ha incidido en que el «bagaje de gestión» que puede llevar a Díaz a liderar el PSOE es «muy pobre», pues Andalucía «no solo está a la cola como estaba antes en sanidad, educación y empleo, sino que esa brecha ha aumentado con las comunidades más ricas».

A esto se une la «mochila» de los ERE y los cursos de formación, ya que mientras se llevaban a cabo los acuerdos en los consejos de Gobierno de los expresidentes Manuel Chaves y José Antonio Griñán , «ella estaba en la sala de máquinas del partido», ha indicado.

Bendodo ha defendido que los españoles necesitan un «mensaje de unidad» para recuperar la confianza en la política. «Lo que no ayuda es el 'show' del otro día del comité federal del PSOE».

«Si llegamos a un consenso con el PSOE para que haya un Gobierno, el PSOE y su militancia tienen que entender que ese consenso no es una derrota, es un éxito», ha aseverado.

Frente a las discrepancias internas en el PSOE y Podemos, el portavoz del PP andaluz ha ensalzado la «unidad» que existe en el PP, en la que cree que reside la «fuerza» de este partido.

Sobre Ciudadanos, ha opinado que el «problema» de la formación liderada por Albert Rivera, como se ha comprobado en Galicia y el País Vasco, es que «tienen que darse cuenta de que la gente no compra la camiseta del árbitro", y de que no funciona ser "un día Kas Naranja y otro día Kas limón».