Van al bar de Dabiz Muñoz en el aeropuerto de Málaga y lanzan esta reflexión: «Vale más caro que el avión»
Los jóvenes influencers malagueños Natalia Palacios y Carliyo cuentan en redes su experiencia tras desayunar en el establecimiento que Dabiz Muñoz regenta en el aeropuerto de Málaga
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'Hungry Club', el bar de Dabiz Muñoz en el aeropuerto de Málaga
Desayunar en un aeropuerto no es moco de pavo. Las cafeterías de las terminales tienen fama de ofrecer productos de dudosa calidad a un precio bastante elevado. El factor precio se dispara en el caso de Hungry Club, el establecimiento que Dabiz Muñoz ... posee en el aeropuerto de Málaga. Los influencers malagueños Carliyo y Natalia Palacios han hecho una parada aquí antes de emprender un viaje a Alemania y lo tienen claro: «Vale más caro que el avión».
Desayunar en el bar de Dabiz Muñoz en el aeropuerto de Málaga
Cuando los vuelos se programan para horas muy tempranas, muchos viajeros prefieren llegar con tiempo al aeropuerto y desayunar en la múltiple oferta de restauración que ofrecen las terminales. Es el caso de Carliyo y Natalia Palacios, que han puesto rumbo a Alemania. Antes de salir de Málaga, estos influencers decidieron desayunar en el bar que Dabiz Muñoz regenta en el aeropuerto de Málaga: Hungry Club.
«Es el típico sitio caro del aeropuerto», reconoce Natalia Palacios incluso antes de haber visto la carta. «Una dice: 'Algún día lo voy a probar' y hoy es el día», explica la joven influencer, que afirma que los precios «están elevados» mientras le echa un vistazo a la carta del establecimiento.
¿Cuánto cuesta desayunar en el bar de Dabiz Muñoz en el aeropuerto de Málaga?
El desayuno que Carliyo y Natalia Palacios degustaron en el bar de Dabiz Muñoz en el aeropuerto de Málaga terminó costando 36,50 euros, tal y como ellos mismos afirman en el vídeo que han compartido en sus redes sociales. Pero, ¿qué pidieron para que la cuenta alcanzara esa cifra?
Natalia pidió un sándwich de jamón york y queso fundido. La joven influencer ironizó que aquello era «jamón york pijo». Por su parte, Carliyo se comió un sándwich con stracciatella y pesto. «Hablando en español, son huevos revueltos italianos», puntualiza ella. Para él, aquel sándwich sabía igual «que un bocadillo de mortadela».
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