Málaga se desborda para dar el último adiós a María Teresa Campos
Cientos de paisanos se han agolpado en la Iglesia de San Pablo para arropar a la familia de la periodista en una emotiva ceremonia junto a la imagen del Cautivo
Pablo Marinetto
Málaga
Solo los aplausos y el ruido de los abanicos lograron romper el silencio en el interior de la iglesia de San Pablo, corazón del barrio de La Trinidad y donde en la tarde de ayer lunes Málaga se desbordó para dar el último adiós ... a María Teresa Campos.
Si la despedida en Madrid fue multitudinaria, la de la ciudad que la vio crecer no fue menos. La parroquia que acoge la imagen de Jesús Cautivo, al que la comunicadora admiraba cada año con devoción desde su balcón en la emblemática calle Larios acogió una misa funeral abierta al público que congregó a cientos de personas tanto en las naves del templo como en el exterior.
«Era una grande y siempre hablaba de Málaga con orgullo allí donde iba. Se lo merece», explicaba a ABC junto al dintel del templo Luisa García, que se había desplazado desde Benalmádena para asistir a la ceremonia religiosa.
Las cenizas de Campos fueron depositadas por sus hijas en el columbario de la Hermandad de la Paloma ayer por la mañana, por lo que la misa estuvo presidida por el cuadro de la presentadora que hasta ahora lucía en los pasillos de Mediaset y que estuvo rodeado de infinidad de rosas amarillas, por las que la periodista sentía predilección.
De riguroso luto y entre lágrimas, llegaron hasta la iglesia Terelu Campos y Carmen Borrego, arropadas por sus hijos y en silencio. Sólo Alejandra Rubio se dirigió a los medios para agradecer el apoyo del pueblo malagueño.
Posteriormente, llegaban el presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, acompañado de varios consejeros; el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, o el presidente de la Diputación Francisco Salado. «He venido a homenajearla como ella se merece», decía a su llegada la cantante Diana Navarro, quien entonó un 'Padre nuestro' en memoria de la periodista, poniendo junto a Juan Peña la nota musical a una ceremonia que estuvo oficiada por el párroco José Sánchez, amigo íntimo desde hace años de María Teresa.
En primera fila, sus hijas, Terelu Campos y Carmen Borrego; sus nietos y demás familiares y amigos, que estuvieron arropados en todo momento por el público en una tarde calurosa que obligó a varios de los asistentes a salir del templo en mitad de la misa mareados por el calor.
Otros, como Carmen Ruiz, ni siquiera pudieron acceder a la iglesia. Acudía para depositar un ramo de claveles junto a la imagen del Cautivo para cumplir con su promesa, pero dado que le fue imposible avanzar por la multitud, decidió aguardar al final de la ceremonia y seguir el que fue el último tributo a «la reina de las mañanas» desde que falleciera en la madrugada del pasado 5 de septiembre a los 82 años.
«En este instante, emocionada por este inmenso cariño, ella que siempre miró hacia delante seguro que echa la vista atrás y se ve en los Baños del Carmen o en la tienda de ultramarinos La Riojana de su abuelo. Se ve estrenando un vestido de flores un día de la Purísima y estremeciéndose con los tambores de la Semana Santa», recordó Terelu en un emocionado discurso en el altar en los últimos minutos de la misa.
Estará «dando un paseo por el cielo y diciéndonos a nosotras lo mucho que nos quiere y, nosotras, diciéndole a ella lo mucho, lo muchísimo que siempre la vamos a querer» concluyó la presentadora, momento en el que el templo rompió en aplausos ante el rostro sonriente de María Teresa Campos.
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