Violencia Machista
El asesino machista de Pizarra fue a por sus hijos tras disparar a su exesposa en plena calle
La pareja llevaba separada desde hace seis años, pero había abierta una reclamación por la manutención de la hija pequeña
Gracia volvía con su hija a casa, cuando el agresor las abordó y abrió fuego, luego fue a por el hijo a su casa
Un padre envenena a sus dos hijas pequeñas y luego se suicida en un cortijo de Almería
Álora
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Iniciar sesiónMató a su expareja, pero la idea era ir más allá. Sus hijos también estaban en su mente. «Iba también a por ellos», señalan fuentes cercanas a la familia de la mujer asesinada el domingo en Pizarra. Por esta razón, la madrugada del ... domingo la expareja de Gracia se fue hasta este municipio. Aparcó su moto en calle Nueva. Había obras y buscó dejarla cerca de la casa de su exmujer. Luego se fue hasta calle Lealtad. En pleno centro de la localidad. Gracia había salido con su hija. Había hecho las tareas con ella, después de llegar de trabajar en el Mercado del Carmen de Málaga en uno de los puestos de pescado. Al volver a casa, sobre la una de la madrugada, su exmarido las asaltó y les disparó.
La ráfaga alcanzó en el pecho a Gracia y quedó en el suelo, mientras su hija trataba de huir. Los testigos dicen que el asesino volvió a disparar después de estar la mujer en el suelo, que lo hizo a su hija. Las balas quedaron en algunos coches, como la furgoneta blanca con un balazo en el cristal aparcada en la carga y descarga frente a la farmacia.
Su hija de 16 años salió ilesa, pero su madre quedó allí muerta. Mientras el asesino fue a por su hijo de 25 años. Llegó al domicilio donde su exmujer residía con sus hijos en calle Lealtad. Llamó para que saliera su hijo, pero no consiguió enfrentarlo. De rabia golpeó en varias ocasiones la puerta. «A patadas», reseñaron los testigos. Es cuando los vecinos de la zona intervinieron contra el agresor. No importó que estuviera armado.
Los mismos vecinos que llamaron a Emergencias para dar el aviso de los disparos fueron los que acorralaron al asesino de Gracia, que abandonó el lugar hacia dónde había dejado aparcada la moto. No consiguió escapar. En el lugar había un control de la Policía Local, que llegó rápido al lugar de los hechos. También la Guardia Civil. Acorralado se disparó en la cabeza.
El asesino murió en plena calle Nueva, mientras a poco más de 20 metros dejó el cadáver de su exmujer, en calle Lealtad. Sus hijos despidieron a su madre rotos de dolor este lunes en el cementerio de Álora. «Era una buena madre, una buena mujer. Los hijos ahora se vendrán con una tía a Álora», afirmaron las fuentes a ABC, que remarcaron que era «momento del duelo».
Un duelo que no va a ser sencillo. El silencio en el cementerio de Álora solo se rompió durante la misa por los aplausos a la homilía del párroco y por los llantos de dolor. Los lamentos de la hija menor eran desgarradores ante un nicho, que guarda para siempre a la última víctima de violencia machista en Andalucía. Una mujer asesinada por reclamar lo que pertenecía a sus hijos por derecho.
Gracia hacía unos meses que había iniciado una demanda para exigir el dinero de la manutención de la niña. El padre había dejado de pagar y ella le reclamó una deuda de 10.000 euros. Y ese fue, posiblemente, el precio que le puso a la vida de todos el asesino. Hacía pocas horas que la justicia le había dado la razón a Gracia y había ordenado el embargo de la nómina de su pareja para pagar puntualmente. «No sé ni se lo llegaron a notificar», explican las fuentes.
Era el último episodio de una pareja que no acabó en tragedia. Hace seis años ambos se separaron y ella comenzó los trámites de divorcio. El proceso comenzó con un Contencioso-Administrativo por la demanda de Gracia, pero todo se resolvió con un acuerdo amistoso de las partes. Ambos sellaron su separación y las cuantías de las manutenciones. Gracia se quedó con sus hijos en el domicilio compartido de Pizarra.
Sin embargo, durante años no se habían actualizado esas manutenciones y al dejar de pagar, la mujer lo reclamó todo. Llevaba tiempo sin saber nada su exmarido. «Decía que alguna vez lo había visto o se lo había encontrado en algún sitio, pero sin más problema», aseveran las fuentes, que dicen que tras el divorcio, en los primeros años, sí que hubo «molestias» del exmarido hacia Gracia.
Las fuentes explican que estuvo varios años que la seguía donde iba, que la controlaba, que se lo encontraba y hasta hubo algún incidente con alguna pareja de Gracia por insultos. «Nunca pasó de ahí. No fue a más. Aquel día que Gracia y aquella pareja se marcharon y ya está, sin entrar en más confrontaciones. Lo más inteligente», afirman las fuentes a ABC, que reseñan que en ese tiempo, en medio de hostigamiento, era el hijo de ambos el que defendía a su madre y se metía por medio para echar a su padre.
Pero la mujer nunca quiso denunciar ese «acoso» y al final todo se normalizó. «No. Ella nunca quiso denunciar», aseveran las fuentes. En el sistema de protección a las víctimas de violencia de género no constan denuncias previas ni registros. Gracia no estaba como víctima, ni su pareja como posible amenaza. Ella sí visitó alguna vez el Instituto de la Mujer, pero nada más.
Y cuando Gracia había rehecho su vida y había encontrado la felicidad junto a sus hijos con un trabajo estable, su expareja reapareció en sus vidas para matarla. En el cementerio de Álora las coronas blancas de recuerdo de su familia quedaron en un suelo lleno de lágrimas, de un pueblo que acompañó a sus hijos en el último adiós sin consuelo a Gracia.
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