El alcalde de Estepona carga contra las «medidas placebo» frente a la gestión

Sueldos públicos, puertas giratorias, medidas judiciales ejemplarizantes, transparencia … Urbano no ha dejado títere con cabeza, desmontando muchas de las decisiones que hoy se toman «como placebo social en lugar de ser medidas reales». «Gestión sin gestos puede hacer perder unas elecciones a un partido, pero gestos sin gestión pueden abandonar a la sociedad en una posición de aturdimiento que tarde o temprano acabará destruyendo irreversiblemente a ese partido y dañando la credibilidad en el sistema», ha puesto de manifiesto.

Ya el año pasado consiguió gran repercusión con el decálogo que propueso para transformar la Administración local , así que había expectación en Málaga para volver a escuchar las propuestas del alcalde más votado de España en ciudades de más de 50.000 habitantes . Uno de los pocos que el pasado mayo aguantó el declive del PP. Sobre todo porque se le considera un modelo a seguir. Registrador de la propiedad, notario y abogado del Estado (sin ninguna necesidad por tanto de entrar en política) García Urbano es una «rara avis» dentro de la Administración pública que ha demostrado una capacidad de gestión también desconocida que terminó siendo aprobada por sus conciudadanos. Tanto es así que parece segura su presencia en el Congreso de los Diputados tras las elecciones del 20-D. Un destino que no negó que le hace ilusión siempre que pueda compatibilizarlo con la Alcaldía de Estepona. Y sin dar problemas. Delante de Celia Villalobos, sempiterna cabeza de cartel del PP por Málaga, ha asegurado que a él los números pares le dan «mucha suerte».

Completamente ajeno a la corrección política imperante hoy día, el regidor esteponero ha aprovechado su tribuna en el fórum Europa Tribuna Andalucía para ir desgranando una a una esas «medidas placebo que no terminan de convencer a los ciudadanos». Presentado por el presidente del PP-A, Juanma Moreno, quien lo ha situado como antítesis del populismo, García Urbano ha puesto en cuestión el concepto de «nueva política», negando que se trate de «sustituir unos partidos por otros».

Para empezar, se ha referido a as medidas sobre transparencia de las que cualquier administración pública se ve obligada hoy en día a presumir. En concreto, se ha preguntado hasta qué punto es necesaria la declaración pública de bienes de los políticos . «¿Por qué tienen que saber los ciudadanos la matrícula del coche de mi hija?».

Urbano, que ha aseverado estar a favor de que los políticos rindan cuentas «ante los órganos de fiscalización y control», ha cargado contra el «cotilleo universal» que tales esfuerzos de transparencia están generando. Y aboga por dirigir éstos a publicitar «con nombres y apellidos» las plantillas públicas, las decisiones de gasto o las relaciones de contratos de obras y servicios objeto de adjudicación directa. «Transparencia hay únicamente si se genera credibilidad. Y la credibilidad se consigue cuando se cumple con el programa electoral », ha zanjado.

Otro de los «placebos» contra los que el alcalde ha arremetido con dureza es la dinámica que obliga a que los políticos tengan cada día peores retribuciones . «Hay una relación directa entre la baja retribución de los cargos públicos y la ausencia de responsabilidad por su gestión», ha dicho. Y ha contrastado estas medidas populistas con la necesidad de atraer a la política a los más capaces , además de ser capaces de posibilitar su reentrada en la vida probada una vez acabada esa etapa. «La nueva política reclama la presencia de profesionales, de personas con formación y con experiencia en la vida privada. Pero a nada conduce paralizar las puertas giratorias . Si se cierran las puertas de salda, que nadie tenga dudas de que a la política no llegarán los mejores», ha afirmado, tumbando otro de los mantras más habituales hoy en día.