Jesús Álvarez, Premio Andalucía de Periodismo, define la profesión como «saber ver y escuchar» con «empatía y humanidad»

El galardón, entregado a mediodía de este viernes en el Palacio de San Telmo de Sevilla, se suma a otros importantes reconocimientos a la trayectoria de este periodista de ABC de Sevilla que, entre otras labores, ha desempeñado la Jefatura de la Sección de Cultura y de Local.

Álvarez comenzó su discurso recordando cómo a su padre, magistrado de profesión, le dio un disgusto al decirle que su vocación era la del periodismo. El hombre le aconsejó no tomar ese camino porque «pasaría hambre». Décadas después, recibe ese premio «sin sobrepeso, pero tampoco con signos de desnutrición», comentó Álvarez en tono simpático.

También evocó a Kapuściński, el reputado reportero de guerra que decía que «para ser buen periodista había que ser buena persona y gastar mucha suela de zapato», cualidades a las que el premiado sevillano añadió las de «saber ver y escuchar» como punto de partida de un ejercicio de «empatía y humanidad».

Es justo lo que, según sus palabras, aplicó cuando conoció «hace cosa de un año a Juanan y Marga en el Hospital Virgen Macarena de Sevilla». El joven nació con la enfermedad conocida como piel de mariposa, que le requería constantes atenciones médicas y, en sus últimos años de vida, incontables visitas al hospital universitario sevillano.

Con un caso tan sensible, Álvarez apostó por la «profundidad» en un tiempo marcado por las estrategias de «atrapar clicks» y el vertiginoso ritmo informativo que impone internet.

El galardonado reconoció que fue «un privilegio» poder dar voz a «personas tan luchadoras y con tantos valores» como aquella madre -presente en la entrega de premios- y su hijo, unidos «por un amor tan grande», pero también dio su sitio al trabajo de «los profesionales del Virgen Macarena que les atendieron».

Álvarez quiso concluir enalteciendo la labor de los periódicos locales, que «son instituciones que vertebran nuestra sociedad igual que los bares, los supermercados o las peluquerías vertebran nuestros barrios», añadiendo la crítica a las «cada vez más precarias» condiciones laborales del sector de la prensa escrita.

Por eso pidió como «deseo para 2025» que las personas se acostumbren a «pagar por la información gual que pagan por un café o por un corte de pelo». De lo contrario, podríamos llegar a un futuro sin periódicos que, a su juicio, sería «más oscuro, más vulnerable y débil».