El palo de Daniel Sousa al recibir el Premio Andalucía de Periodismo: «Ayer me despidieron»

Es el caso del periodista radiofónico Daniel Sousa Rodríguez, distintiguido por la Junta en la categoría de las ondas por su reportaje 'La rumba como terapia del emigrante cuando Bélgica fue una verbena española».

Se trataba del cuarto premiado de la jornada, una muestra más de buen hacer, compromiso con la profesión y destreza a la hora de transmitir la información. Como tal fue anunciado por la presentadora, Victoria Talero, que indicó que el contenido sonoro digno de premio formaba parte del Podcast 'Hoy en El País', del grupo Prisa, y que el propio redactor estaba vinculado a la empresa desde 2023. Al periódico, y a la Cadena SER.

El gallego -el más joven de todos los galardonados, con 30 años- reconoció sentir el 'síndrome del impostor' al recibir un Premio en Andalucía siendo de latitudes bien dispares, y lanzó un mensaje de apertura de conciencias ante la inmigración actual, recordando que en los 60 «éramos nosotros, los andaluces y los gallegos» los que probábamos suerte en otros países. «A veces, sin papeles», añadió.

Entonces aludió al asunto de la precariedad en el sector, al igual que hicieran previamente aquellos que habían subido al escenario. Lo que seguramente nadie esperaba era que su ejemplo fuese tan extremo. «Ayer me despidieron. Fue la copa de Navidad en el periódico y, un ratito antes, pasó», explicó recordando las razones que le dieron desde la empresa: «No hay dinero, ni para mí ni para el diseñador sonoro de este reportaje, Nacho Taboada».

El estupor entre el respetable fue más que patente. Hasta el punto de que en la posterior intervención del presidente Juanma Moreno, éste le trasladó sus condolencias. «Lamento que hayan prescindido de ti», expresó, para añadir que «a un tipo con tu capacidad y talento no le va a faltar el trabajo, seguro».

Sousa parafraseó a Ramón Lobo, también periodista y que corrió una suerte similar, en tanto a que «vivimos en un mundo en el que no te miden por lo que vales, sino por lo que cuestas».

Aseguró que no hablaba «desde el rencor de lo de ayer», pero no se cortó al asegurar que «las empresas periodísticas se han convertido en tostadoras», en un curioso símil respecto a cómo «las rebanadas, si te pasas -con el calor- las tienes que cambiar por otras por que se queman». Así quiso definir lo que ocurre con los periodistas más jóvenes.

En ese sentido, concluyó criticando que «los beneficios de estas empresas sean a costa de una generación a la que la Edad de Oro del periodismo suena a cosas lejanas».