Huelva trabaja para recuperar la tradición de la almabraba

Huelva ha sido una de las zonas de captura de atún rojo «más importantes del mundo junto a Cádiz, Sicilia o Cerdeña». Diversas circunstancias, económicas, legales, sociales, apuntan desde Savia, motivaron que dejasen de calarse de forma anual y continuada las almadrabas en la costa onubense. Ahora, la presencia habitual en los meses de verano de atunes rojos en las costas onubenses haría viable técnicamente la recuperación de una almadraba. Hay un proyecto sobre la mesa para su recuperación en las importantes zonas atuneras de Isla Cristina y Ayamonte, donde el atún forma parte de su vida, con una industria conservera potente y conocimientos sobrados en sus marineros. Solo falta el impulso final para recuperar su almadraba.

Antonio Aguilera, secretario de la Fundación Savia, explica que «la iniciativa de recuperar la tradición almadrabera aquí en Huelva es una historia que viene de muchos años». En toda la costa existe una tradición milenaria. Las últimas almadrabas se perdieron hace poco y siempre está «un poco la reivindicación del sector para que vuelva». En los últimos años se ha trabajado mucho para tratar de recuperarla, pero eso «digamos que estaba ahí siempre latente, y ahora lo estamos impulsando desde la Fundación Savia donde pensamos pues esto vamos a sacarlo del baúl». Porque, entre otras cosas, «pensamos que es el momento oportuno para intentarlo». Las gestiones son constantes en la mesa de la pesca, con reuniones con distintas entidades, tanto públicas como privadas. El proyecto está respaldado por pescadores, empresarios, la Diputación, ayuntamientos y la propia Fundación. El papel de Savia es de catalizador de la iniciativa. «No somos parte interesada, no nos vamos a convertir almadrabero, pero sí hemos visto que puede ser un momento fantástico» sostiene Aguilera.

Al hablar de recuperar la almadraba «no estamos hablando solo y específicamente de una actividad de captura de atún que habrá un empresario que lo capturará». Con el proyecto se integraría la pieza que falta para cerrar el círculo del atún en Huelva donde «hay mucha cultura conservera, están las fábricas, la mojama y hay un montón de cultura culinaria». Como potencial económico sus posibilidades son enormes. En Cádiz, por ejemplo se ha convertido en un atractivo turístico. Incluso hay un espacio físico como es la antigua almadraba de Nueva Umbría que fue declarada BIC y en la que la Junta va a invertir para su restauración.

La Fundación Savia defiende que «además de la explotación empresarial en el sentido estricto buscamos que la actividad de la almadraba se abra al turismo y a la desestacionalización de las visitas con su atractivo y una idiosincrasia especial».

El factor clave para su viabilidad es si aumenta la cuota de pesca del atún y se otorgan nuevas licencias. En las próximas semanas está prevista una reunión para definir el TAC (totales admisibles de captura) donde se estudiará la capacidad de pesca en las costas andaluzas y hay muchos indicadores que anuncian que «sí que se puede que se puede producir un aumento de esa cuota pesquera y es por tanto en momento de que esas nuevas licencias, si se otorgan, recalen en Huelva». Se habla mucho de recuperar la tradición de lo que había en Nueva Umbría a nivel cultural, de la tradición pesquera, pero también «redundaría en puestos de trabajo, en un beneficio no solo cultural, sino también económico para la provincia».

Además de puestos de trabajo directos, produciría un efecto beneficioso en muchos otros sectores como el turismo y directamente a la actividad auxiliar de la pesca, la industrial y todo el mundo asociado que conlleva a la valiosa desestacionalización del turismo. El turismo del atún, consolidado en otras provincias, conllevaría «una generación de empleo y de riqueza».

El proyecto recibió el respaldo de las administraciones y además existe la iniciativa privada. Aguilera entiende que debe ser «una inversión un poco en tándem». Las competencias en este caso corresponden al Gobierno y es Pesca «la entidad estatal que asigna las cuotas, pero después la iniciativa tiene que ser privada, o sea, esto es una actividad empresarial, lo que se llama en sentido estricto un armador que hacer lógicamente la inversión, de barco de redes… Y ya tenemos noticias de que hay gente que está dispuesta a realizar esa inversión».

Todo el proyecto queda por lo tanto sujeto a una clave: la posible asignación de la cuota de pesca por parte del Instituto Internacional de Pesca.