METAVERSO
De la Alhambra de Granada a la Mezquita de Córdoba: el patrimonio andaluz, en venta en el metaverso
Las plataformas de realidad virtual, uno de las principales apuestas económicas de grandes gigantes tecnológicos como Facebook para los próximos años, comienzan a crear un 'mercado inmobiliario' propio sin limitaciones
Álvaro Holgado
La Alhambra, la Mezquita de Córdoba, la Giralda de Sevilla...todo está en venta en el metaverso . Desde el anuncio de Marck Zuckerberg de que su empresa, Facebook, pasaba a llamarse 'Meta', el término empezó a inundar las redes sociales. El ... metaverso, un concepto más que conocido para los expertos en tecnología , comenzó a entrar en las conversaciones del usuario medio, que hasta entonces apenas concebía la expansión virtual más allá de las redes sociales.
El concepto a priori puede parecer complejo, pero el modelo de negocio es simple: la creación de nuevas realidades virtuales a través de distintas plataformas, como es el caso de Next Earth , que aspira a representar con exactitud el planeta tierra, la que está creando Zuckerberg, posibilitan su propio mercado. Se trata de una expansión sin límites y cuya materialidad, más allá de las transacciones económicas que lleva consigo, se limita única y exclusivamente al metaverso en cuestión.
Así, uno puede comprar terrenos y ocupar espacios, como si fuera un videojuego , aunque el hecho de que se pretenda casi como una economía paralela en el futuro dan incentivos para pensar que hablamos de un escalón mayor.
Existen muchos metaversos, tanto como empresas que se dedican a crear uno. Allí los usuarios son los que crean la realidad del mismo y todo, sin límites, está en venta. Si hablamos de la Alhambra de Granada , por ejemplo, ya está comprada casi en su totalidad. Alrededor de 70 dólares ha gastado un solo usuario en hacerse con buena parte de el monumento. Eso sí, lo comparte con otros diez. Lo que se compran son parcelas de 100 metros cada una.
El fin, es evidente, no es otro que la especulación. Hablamos de un mercado en auge y una plataforma que, cuando de el paso de una mera web idéntica a Google Earth a un metaverso propio, con su avatar para cada usuario y una vida en el mismo, la propiedad de los lugares será importante. Virtual o no, no es lo mismo vivir en el Palacio de Comares que en una calle de La Zubia, aunque los dos estén en Granada.
Un NFT patrimonial
Más allá de las problemáticas legales a nivel de explotación de la marca de cada monumento, el principal indicador de que la economía y el mundo material tal y como lo conocemos corre el riesgo de dar un vuelco es el funcionamiento de este mercado.
A grandes rasgos, un NFT es un 'Not Fungible Token', que traducido resulta en un 'Token No Fungible' . Es decir, como su propio nombre indica, la representación de estos monumentos es única. No reproducible. Al menos en el metaverso de esa empresa.
La moneda de cambio, es una criptomoneda , la que se haya creado o elegido para ello, en este caso, Ethereum , y el escenario económico en el que se mueve, por tanto, es la tecnología blockchain. Esta permite garantizar que ese NFT no sea reproducible y que nunca se considere del mismo valor que el original. Es decir, la propiedad está garantizada.
Cuando hablamos de la posibilidad de que esta compra, todavía de unos pocos dólares traducidos a criptomonedas, tenga un valor en el futuro hay que tener en cuenta la carrera abierta entre las grandes empresas tecnológicas.
En el caso de NextEarth las cosas parecen ir realmente bien para estos primeros especuladores, teniendo en cuenta que si volvemos a mirar el ejemplo de la Alhambra, el territorio en general llega costar cerca de 4.000 dólares frente a la inversión inicial de apenas unos trescientos. El usuario que llegó a comprar esas 693 parcelas tiene actualmente un margen de beneficios por encima del 1000%.
Los usos que se le darán a esos espacios cuando del mapa de 2D se pase a construir ese metaverso podrían ser paradójicamente muy parecidos a los que se les da en la realidad. Desde cobrar entrada para visitarlo, hasta, incluso, modificar su apariencia, pudiendo llegar a pintar y customizar las paredes, de, por ejemplo, el patio de los leones con un grafiti de personajes de ficción. No hay que irse muy lejos, la costa de Barcelona tiene el mar pintado con la cara de Messi.
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