«Esto es como si ahora a alguno de nosotros se nos cayeran dos euros». Así resume Miguel Castellano, arqueólogo de la Diputación Provincial de Granada, el hallazgo «absolutamente casual» de dos maravedíes durante las tareas de limpieza y acondicionamiento del castillo de ... La Calahorra, una joya de Renacimiento en el Marquesado del Zenete, dentro de la granadina comarca de Guadix que, tras cinco años en manos privadas, está abierto al público desde finales de septiembre
Las monedas son del siglo XVI y fueron encontradas en el cuarto de carruajes, lo que vendría a ser el aparcamiento del castillo. Un garaje de lujo, por cierto, en el interior y a cubierto. Por supuesto, no hay pistas sobre su procedencia, aunque, teniendo en cuenta el lugar, debieron pertenecer a algún noble o personaje de alcurnia que fue allí a hacer una visita.
Por aquel entonces, el maravedí era la moneda de cambio y los había de varios tipos, un poco como las monedas de ahora. Estos que ahora ven la luz son de aleación de cobre y vellón o plata, así que tienen más valor que los que se hacían sólo de bronce y que los de bronce y cobre. «Debían ser de alguien con dinero, porque, aunque su equivalencia sea la de un euro de ahora, no había mucha gente con dos euros. Y si no tienes ni dos euros, no se te pueden caer», explica en tono jocoso el arqueólogo.
Los maravedíes fueron acuñados entre 1575 y 1580 en Toledo –hay una marca con la letra T que lo acredita- y «no son toscos, están bien hechos». También tienen como marca una letra M dentro de un círculo a la derecha, en el interior de la orla circular. En el anverso figura la leyenda «Philipis II de Gratia», que significa «Felipe II por la Gracia de Dios». En el reverso se lee: «Hispaniarum Rex» o «Rey de las Españas», en referencia a quien estaba en el trono por entonces.
Aunque se ha dado cuenta del hallazgo al Museo Arqueológicio de Granada, la intención de la Diputación de Granada, propietaria del espacio, es que se conserven allí, en alguna sala habilitada como museo o centro de interpretación. La institución provincial adquirió el castillo este verano a cambio de 6,5 millones para rehabilitarla, abrirla al público y darle un uso fundamentalmente cultural.
Castellano entiende que habrá más hallazgos. «Los maravedíes han aparecido en una zona de empedrado y, entre las juntas, es fácil que se acumule barro, suciedad o algunas cosas que se caigan, como por ejemplo monedas». Pero no sólo los espera en ese cuarto de carruajes: «Las labores de restauración no se limitan al palacio, sino también al cerro en el que se asientan«.
«Es un lugar -prosigue- donde antes hubo un castillo árabe, es posible que también aparezcan vetas de hierro, teniendo en cuenta que estamos muy cerca de las minas de Alquife, y no hay que perder de vista que ésta era una zona de comunicación muy importante históricamente y que se van a hacer excavaciones». Así que en La Calahorra están preparados para más sorpresas agradables.
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