El palacio de los Enríquez, en Baza, sigue la estela del castillo de La Calahorra y se dispone a su restauración
Joya arquitectónica del siglo XVI, presenta un pésimo estado de conservación pero ahora se licita el proyecto de rehabilitación por 2,7 millones
Mandado construir por un hermano de Juana de Aragón, conserva importantes elementos góticos y renacentistas; para el ayuntamiento, recuperarlo es «una obligación»
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Granada
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Iniciar sesiónEl Palacio de los Enríquez es probablemente una de las joyas arquitectónicas peor conservadas de la provincia de Granada. El monumento, que permanece en pie a duras penas en la localidad de Baza, fue declarado Bien de Interés Cultural en 1975 ... pero aun así es una pura ruina. Pero puede recuperarse: el ayuntamiento de la ciudad ha sacado a licitación las obras de restauración, presupuestadas en 2,7 millones de euros.
Es tanto lo que hay que hacer, que no se ha fijado por ahora una fecha para la finalización de las obras. A su lado, el castillo de La Calahorra, adquirido el pasado mes de julio por la Diputación Provincial de Granada a cambio de 6,5 millones de euros para quienes eran sus propietarios, está para entrar a vivir.
Su historia se remonta a finales del siglo XV. En 1489, Baza fue conquistada por los cristianos y en eso tuvo bastante que ver Enrique Enríquez, un hombre de alto linaje, tío de Fernando el Católico y hermano de Juana de Aragón. A cambio de sus favores, la realeza le otorgó las villas de Orce y Galera, pero más adelante extendió sus dominios y fue quien mandó en Baza.
Ordenó construir el palacio en 1506 y las obras se prolongaron durante buena parte del siglo XVI. Inicialmente fue una casa con torre, pero luego se transformó en una villa de campo con jardín, de estilo renacentista e isabelino, si bien en lugares como los arcos de la galería de entrada se observan elementos góticos. Ocupa una extensión de 1.800 metros cuadrados y lo más destacado de su interior eran las armaduras mudéjares y los alfarjes (techos de estructura plana) que aún cubren los salones principales.
Allí vivieron los Enríquez hasta el siglo XVIII, pero llegó un momento en que se quedó sin descendientes y pasó al marqués de Aguilafuente, quien no lo ocupó de manera permanente. Según documenta la página de historia Rincones de Granada, sí lo hicieron, ocasionalmente, personas de alcurnia como los marqueses de Vélez o los obispos de Guadix-Baza, una diócesis que en la actualidad mantiene un obispado propio, el de Guadix.
Para el palacio, fue el principio de su declive. Ya se sabe que cuando las casas quedan deshabitadas, tienden a deteriorarse mucho más. Sin salir de Granada, los especialistas aseguran que el secreto principal de que la Alhambra se haya conservado tan bien, es que siempre ha habido gente viviendo entre sus muros.
No ocurrió así con el Palacio de los Enríquez, que a finales del siglo XVIII fue vendido a los duques de Abrantes y desde principios del XX perteneció a Soledad de Cossío, quien lo vendió al Ayuntamiento de Baza ya en el siglo XXI. Fue una venta con repetición, como quien dice.
Porque hubo un primer anuncio en junio de 2010, cuando se firmó en julio la adquisición –en forma de permuta- por parte del consistorio y se empezó a hablar de la rehabilitación. Siete años después, en abril de 2017, se volvió a hablar de la compra a la familia De Cossío. El 28 de abril se publicó que el ayuntamiento se lo quedaba gracias a una subvención de 3,3 millones de euros por parte del Ministerio de Industria y Turismo y que las obras comenzarían de manera inmediata.
Pero después de eso vino un nuevo y prolongado silencio. El palacio, cada vez más roto, fue incluido en la Lista Roja de patrimonio mal conservado, las administraciones se echaban la pelota y no ha sido hasta ahora, gracias a fondos Next Generation de la Unión Europea cuando se ha licitado el proyecto de reconstrucción. Hasta el próximo 8 de octubre, las empresas interesadas podrán presentar sus propuestas.
El ayuntamiento no oculta que su intención es «dinamizar el patrimonio histórico» de la ciudad, como ha explicado la concejala de Patrimonio, María del Carmen López. Con su rehabilitación, el ayuntamiento busca «transformar este espacio en un motor económico y cultural para la zona, porque al reabrir sus puertas podrá albergar eventos culturales, exposiciones, conferencias y otras actividades, atrayendo a visitantes y turistas». La edil ha dejado claro que recuperar el palacio es «una obligación legal y moral para garantizar la preservación y conservación de este legado para las generaciones futuras».
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