Los hechos son éstos: agentes de la Guardia Civil capturaron a cinco hombres de origen magrebí tras llegar en una lancha rápida en torno a las siete de la tarde del domingo 21 de enero. Ocurrió en la playa de Mochilas, en el núcleo poblacional de La Rábita, perteneciente al municipio de Albuñol.
No iban sólo cinco, había bastantes más. Un número que no se ha podido determinar, según han indicado fuentes de la Guardia Civil. Los recién llegados huyeron en cuanto tocaron tierra y fueron buscados infructuosamente durante las horas siguientes al desembarco.
Los cinco detenidos, todos ellos varones mayores de edad, son de origen magrebí. Y la costa de Marruecos no está precisamente cerca. Más de noventa millas náuticas partiendo de Alhucemas, un punto de salida recurrente, según se ha detectado.
Una lancha rápida era y es un método más o menos habitual para trasladar a migrantes a un punto cercano. Las primeras llegaron a la costa de Tarifa desde algún punto cercano a Tánger, cubriendo una distancia de 17 millas. La diferencia, en tiempo y combustible, es significativa.
Entonces, ¿qué lleva a los traficantes de personas a recorrer una distancia tan larga y costosa? Algún motivo hay, porque si no fuera rentable, con seguridad no lo harían. Existen al menos dos, según fuentes consultadas por ABC. Uno es que se aprovecha el traslado de inmigrantes para llevar también droga. O lo uno ha sustituido a lo otro, o se compaginan las dos modalidades.
El otro es más complejo y seguramente también más caro para quien se aventura: los migrantes salen de la costa marroquí en un barco, la mayor parte de las veces en un pesquero, y cuando se aproxima a la costa española desembarcan en una lancha que es la que los lleva a tierra. La Guardia Civil ni confirma ni desmiente que eso es lo que ha pasado ahora, pero sí que eso ha sucedido otras veces.
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