Un Día de Andalucía blanco, verde... y rojo

No había procedido aún el presidente del Parlamento andaluz, Jesús Aguirre, a dar la máxima entidad al emblema comunitario; ni le había dado tiempo a Rafa del Calli a interpretar el himno de Blas Infante, cuando ya se había formado el revuelo mediático en torno a María Jesús Montero.

El caso Koldo, el cierre de la Plaza de España y la financiación andaluza fueron abordados con diligencia por la vicepresidenta primera del Gobierno de España, que no dudó en escoger el rojo intenso como único color de su atuendo. Zapatos de tacón incluidos.

Le puso en bandeja la inspiración más irónica al presidente Juanma Moreno, que le dijo que venía «mas roja que nunca» durante un tenso pero efectivo encuentro en el que le reclamó los «1.400 milloncitos de nada» que precisa Andalucía, y que ella calificó de «postureo de cara a los periodistas». Todo mientras subían los pocos escalones que llevan al salón de plenos. Una eternidad, a juzgar por el pulso dialético en el que nunca faltaron las sonrisas.

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Manuel Gómez

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La presencia de Montero relegó a un segundo plano a la del secretario general del PSOE-A, Juan Espadas, pese a ocupar éste la primera fila en el trámite oficial.

Casi llamó más la atención de compañeros y periodistas los saludos de la que fuera la última presidenta de la Junta socialista, Susana Díaz, que fueron especialmente afables en el caso del consejero de Presidencia, Antonio Sanz, o la consejera de Desarrollo Educativo, Patricia del Pozo. Junto a Díaz, y entrando a la Cámara que presidió durante tres años, se pudo ver a Juan Pablo Durán.

Más complicado, por no decir directamente imposible, fue localizar alguna representación de Vox Andalucía. Su bancada vacía volvió a perpetuarse el 28-F, al igual que regresaron los símbolos de resistencia que suelen enarbolar las filas parlamentarias tendentes al comunismo. Como ejemplo, el diputado gaditano José Ignacio García Sánchez, del Grupo Mixto Adelante Andalucía, se mantuvo durante toda la interpretación flamenca del himno con el puño derecho en alto.

La celebración del 28-F volvió a suscitar interés más allá de nuestras fronteras, no en vano acudió al recinto del antiguo Hospital de las Cinco Llagas hasta el presidente del Senado, Pedro Rollán.

Precisamente de la unidad de España versó el discurso, ya en el interior del salón de plenos, de Jesús Aguirre. La «defensa sin titubeos» de la Constitución y el no tener a los ciudadanos de la tierra por «españoles de segunda» fueron algunas de las ideas clave del mensaje del presidente del Parlamento. Una suerte de 'Andaluces, levantaos' actualizado que, décadas después, sigue teniendo toda la vigencia.