economía
Los turistas toman Córdoba en el puente del Pilar y se rinden a su encanto: «Es una ciudad muy linda»
Los grandes monumentos tuvieron colas en sus entradas y los viajeros alababan nuestra urbe, aunque algunos se quejaban por los precios del alojamiento
¿Lloverá este puente del Pilar en Córdoba?
Córdoba
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Iniciar sesiónEn plena segunda temporada alta de la capital, el puente del Pilar ha tendido una autopista a la llegada de turistas a Córdoba. Los hoteles, según el sondeo realizado por ABC, estaban ya con las reservas en una ocupación del 90% en la media diaria ... . Y eso se notó el viernes en el corazón del Casco Histórico.
Fotos: El bullicioso ambiente turístico en Córdoba en el puente
rafael carmonaLas calles del Casco se han llenado este viernes de viajero y los principales monumentos han tenido colas a su entrada
Los viajeros volvieron a tomar la ciudad pero era una invasión pacífica en la que los visitantes acababan rendidos a los encantos de una urbe formidable, aunque también hubiera quejas por los precios de los alojamientos o por el calor.
Los hoteles de Córdoba están ya llenos al 90% para el puente del Pilar
Baltasar LópezAehcor (empresarios de alojamiento) espera que las cifras «mejoren con las reservas de última hora»
A eso de las 10.30 horas, en el Patio de los Naranjos, la imagen protagonista era la de una gran fila para poder entrar a la Mezquita-Catedral, que, eso sí, avanza con fluidez. También había cola para sacar las entradas. En ese lugar, se encontraban Javier Marín y Natalia Negro, un matrimonio que ha llegado de Madrid y que son ya veteranos en acudir a nuestra ciudad, porque, confiesan, han venido a ella ya «cuatro veces». «Nos gusta mucho», recalcaban.
Lo que no les hace gracia es que hay «demasiada gente». «Es más complicado disfrutar de ella. No hay nada de tranquilidad, pero sigue siendo muy bonita», afirmaban. Advertían de que «el hotel ha sido más caro». «Este año, ha subido todo. Se nota en todos los sitios», comentaban, rememorando la escalada de precios que no deja de achuchar. Añadían que hace «un poquito de calor, pero no se está mal». Rememoraban la vez en que acudieron a Córdoba en agosto: «Eso era calor».
Avanzaba la mañana y al Patio de los Naranjos le brotaba una bulla en la que se entremezclaban idiomas: italiano, inglés, alemán y castellano. Este último grupo incluía a Mafalda Liendo y a Edgal Bertaina pero en su vertiente de un exquisito español con acento argentino. Son de la Córdoba de Argentina y han querido conocer, dentro de un viaje por Andalucía en el que tienen su base en Benalmádena, la ciudad que dio nombre a la suya.
Nuestra ciudad les estaba pareciendo «muy linda». Y eso que aún no habían visto su principal monumento, que entrarán luego a contemplar. «Todos nos dijeron: ''Vayan a visitarla''», comentaban. Y destacaban que «acá hay muchos árboles, pájaros; en Málaga, no». Y no hablaban por hablar, porque, antes de despedirse del periodista, le dejaban claro su deseo de volver en otro viaje para conocer más a fondo Córdoba.
Sí tendrán esa oportunidad de ahondar en la ciudad José Campoy y Celia Lorca, una pareja de Murcia que se queda aquí hasta el lunes y que acaba de salir del principal monumento de la capital. Como es habitual, al dejar atrás esta joya histórica y arquitectónica, su expresión era de admiración: «Es digna de ver». El jueves, ya tuvieron oportunidad de disfrutar del Palacio de Viana. «Tiene unos patios estupendos», sentenciaban. «La ciudad está muy bien. Y de precios está también muy bien», comentaban.
Esto del coste de la factura de quedarse en Córdoba en pleno puente y en medio de la segunda temporada alta deja opiniones con muchos matices; a diferencia de la buena impresión que provoca la ciudad, que es algo prácticamente unánime. Juan Llanso y Constanza Alonso son un matrimonio de Manresa (Barcelona) que en el Patio de los Naranjos afirmaban que «el alojamiento nos ha salido carito». Ahora, la comida, «comparada con Barcelona», está «muy bien de precio». «Hemos agotado todas las existencias de salmorejo», decían en tono jocoso.
«Córdoba es muy bonita. El alojamiento nos ha salido carito. Pero la comida está muy bien de precio. Hemos agotado todas las existencias de salmorejo»
Juan Llanso y Constanza Alonso
Turistas de Manresa
Llegaron a la capital después de hacer en bici la Ruta del Aceite pasando por Jaén y por Priego y Baena. La noche del jueves pudieron gozar del espectáculo ecuestre de Caballerizas. «Nos encantó», afirmaban. Aseguraban que Córdoba es «una ciudad muy bonita». «Pero pensábamos que era más recogida. Tiene esa mezcla de las callejuelas con lo monumental», alababan. Con el termómetro empezando a hacer de las suyas, aseguran que «el calor se aguanta, aunque no esperábamos que hiciera tanto. Eso sí, lo pasábamos peor cuando íbamos pedaleando».
Abandonaban el recinto de la Mezquita-Catedral y se cruzaban con Sergio López y María Loureiro, una joven pareja de Madrid que salía del monumento, que definían con una palabra: «Impresionante». Se quedan en Córdoba hasta el sábado y ya les ha dado tiempo a ver el Alcázar y hacer una visita guiada. Ahora, querían pasear o ver patios en una ciudad, que calificaban de «muy bonita», aunque los hoteles los han visto «caros». «Al ser puente, pues aumentan el precio«, reflexionaban, aunque luego añadían que han acudido a dos restaurantes y los «hemos visto bien de precios».
Se iban acercando las doce y a las calles del corazón histórico de la ciudad se les iba poniendo ambiente de feria. Y como en ella no pueden faltar las colas. A esa hora, la cola para entrar al Alcázar por su nueva entrada de la Ribera llegaba casi a la torre del otro extremo de la fachada. De la fortaleza salían Alba Escobar y Patricia Tolentino, dos amigas que han llegado de Valencia para pasar todo el puente aquí. Córdoba, explicaban, les está pareciendo «una ciudad bonita, con mucho encanto».
Sobre la temperatura sí tienen diversidad de opiniones. Para Alba, estaba bien, pero Patricia aseguraba que la lleva «regular». La unanimidad vuelve cuando indican lo que les está costando pasar este ciclo festivo en la ciudad: «Para comer me lo esperaba más barato, pero los precios son normales; igual que el alojamiento. Nosotros nos hemos quedado en un apartamento».
En la fila para entrar al Alcázar, se encontraba Carmen Huerta, una turista madrileña que mandaba a sus dos hijos a la sombra mientras ella espera turno para sacar las entradas. El sol se dejaba sentir en la explanada de acceso al monumento. «Sabíamos que iba a hacer calor. Se lleva peor cuando estás, por ejemplo, haciendo cola. Lo combates con agua y con el sombrero, que no me lo he traído», decía en tono de humor.
Proseguía indicando que «ya imaginaba que íbamos a tener que esperar para entrar al Alcázar, pero no quise sacar entrada 'online', porque no sabíamos cuándo vendríamos». Carmen añadía que «lo poco que he visto por ahora de la ciudad me ha gustado mucho». El tono cambiaba cuando se le pregunta por el nivel de precios de la ciudad. «Nos hemos quedado en un piso turístico y ha salido caro. Y, además, resultó dificil de encontrar alojamiento. En la comida, los precios están bien», finalizaba.
Tráfico pesado en la calle Judíos
El reloj avanzaba y el plumilla también, en dirección a la Sinagoga. La estrecha calle Judíos era, pasadas las doce y media, zona de tráfico turístico pesado, entre la fila de viajeros que esperaban para visitar el templo icónico, los que la abandonaban y los grupos de turistas que acudían a la estatua de Maimónides. «La que tenéis liada», le decía el cartero al pasar al trabajador de la Junta que está en la puerta del templo judío.
En su interior, se encontraba Sophie Muller con su familia, franceses que están viviendo en Madrid. Estaban haciendo una visita por la ciudad con un guía de la empresa Woow. Aseguraba que Córdoba es «una maravilla, histórica, cultural y estética». Explicaba que eligieron pasar estas fechas festivas aquí porque nuestra ciudad es «uno de los lugares reconocidos por la Unesco [no en vano, atesora cuatro títulos de Patrimonio de la Humanidad]».
«Córdoba es una maravilla. Decidimos venir porque es un lugar reconocido por la Unesco»
Sophie Muller
Turista francesa
Esa admiración, en ese mismo marco de la Sinagoga, se repetía en las palabras de Gregorio Benítez y Lucía Espí, un matrimonio de Barcelona que, de la mano de un amigo cordobés, estaban descubriendo nuestra capital. «Es una ciudad muy bonita. Es una maravilla», aseguraban. Han paseado ya por el Casco, han visto el Museo Taurino o la Posada del Potro y les quedaba en agenda contemplar la Mezquita-Catedral en visita nocturna o acudir al espectáculo ecuestre de Caballerizas.
Cuando planificaron el viaje a Córdoba, confesaban, «no pensábamos que iba a hacer este calor; es que son unas temperaturas extraordinarias», si bien matizaban que en Cataluña están también acostumbrados a que Don Lorenzo haga de las suyas. Acababan indicando que «los precios, en comparación con los de Barcelona, nos están pareciendo bastante razonables». Se ibran acercando las dos. Era momento de que los monumentos se despobaran y se llenaran las terrazas con turistas, que, tras saciar en parte su hambre de historia de Córdoba, harían lo propio con sus estómagos, para recargar las pilas y seguir disfrutando de la ciudad.
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