Zuheros, el pueblo que muere por ser bonito

Nicolás Rojas, vecino de 23 años, asegura que «durante la campaña de aceituna hay mucho trabajo, salimos casi todo el pueblo pero una vez que se acaba ya no hay nada». Destaca que «el turismo que hay en Zuheros no genera trabajo . Sólo para los establecimientos que hay, el hotel y los restaurantes». Nicolás también reprocha que «no hay nada que motive a la juventud » y que «se dan más facilidades a la gente de fuera que a los de aquí». José Poyato refrenda a su vecino y apunta que «la mayoría del trabajo que da el turismo lo abarca gente de fuera».

Carmen Muñoz es una abuela de Zuheros que con pena ve cómo «el pueblo se va a quedar en nada y todas las tradiciones se están perdiendo ». Como los jóvenes achaca que sus vecinos se marchen a «la falta de trabajo». Al problema del trabajo se le une la dificultad en la vivienda, provocada principalmente por la protección que tienen muchas casas . Son muchos los carteles de «se vende» que cuelgan de las ventanas de las casas, pero tanto Nicolás como José y Carmen coinciden en que «no se pueden comprar» . Explican que «como están catalogadas no puedes hacer la reforma que quieres y la mayoría tienen precios muy altos y están para derribarlas» y en Zuheros «no hay dinero para eso» puntualiza Carmen.

La esperanza del pueblo se deposita en que haya más vecinos como Cristina . Es una pensionista escocesa que vive en Zuheros desde hace diez años. Ella también constata la pérdida de población y ratifica que «para los jóvenes no hay trabajo» aunque «para mi marido, que escribe libretos , el pueblo es un lugar ideal ».