DESDE MI RINCÓN

Cultura (con mayúsculas)

No es comprensible que la responsabilidad de esta Concejalía haya pasado por tres manos en este corto mandato

La anterior delegada de cultura del Ayuntamiento de Córdoba, Blanca Torrent ALVARO CARMONA

09/08/2020
Actualizado a las 09:06h.

El 31 de julio, en su recuadro y con el título «Sala de Máquinas», Francisco Poyato nos hace pensar sobre el camino que nuestro Ayuntamiento hace en Córdoba. Comentando la segunda remodelación que en poco más de un año ha sufrido el gobierno de la ... ciudad, manifiesta que no hay excusa para renunciar al sitio, la dedicación y el brillo que la cultura debe tener en Córdoba. No es bueno, dice, «condenar a un área tan significativa en Córdoba como Cultura al escaparate conjunto de fiestas mayores y menores, farolas, jardines y enclaves históricos del Casco». La lectura de ese recuadro y la opinión de personas bien informadas y preparadas de las que no dudo su cariño por Córdoba me llevan a opinar sobre un asunto que tendrá consecuencias para la ciudad y para quienes la vivimos.

Escribía Miguel de Unamuno que «sólo el que sabe es libre, y más libre el que más sabe. La libertad que hay que dar al pueblo es la cultura». Estas palabras deberían convencer a quien tiene la máxima responsabilidad en el gobierno de Córdoba. La CULTURA (con mayúsculas) es el punto de apoyo para el desarrollo y progreso de nuestra ciudad. Por eso no es comprensible que la responsabilidad de dicha área haya pasado por tres manos en el corto trayecto de esta legislatura. Confieso, y creo no ser el único, que sentí una gran esperanza y alegría cuando Juan Miguel Moreno Calderón se hizo cargo del departamento de cultura. Preparado, con experiencia y una larga trayectoria profesional, garantizaban el éxito. Pero la alegría duró poco. Alegando problemas personales, Dios sabrá cuales, renunció al cargo y responsabilidad. Responsabilidad que asumió en ese momento Blanca Torrent. Ahora, aprovechando el cese de Laura Ruiz se le da una nueva trecha al área de «cultura» que pasa a manos de la joven edila Marian Aguilar, que une esa nueva responsabilidad a las del «casco histórico» y «festejos». Esta es la historia paso a paso sobre la que cada cual puede hacer juicio y valor.

Existirán limitaciones para hacer un correcto análisis sobre tanta dimisión y tan insinuantes sustituciones. Porque dos dimisiones en un año de personas que curiosamente han tenido y tienen vida profesional propia al margen de la política, cosa nada frecuente, y ver como la responsabilidad del área de cultura sirve de comodín a estos cambios, nos lleva a preguntarnos ¿qué es lo que realmente pasa en el Ayuntamiento? Con un sistema tan partitocrático como el nuestro donde nadie sin vida profesional propia dimite, es para escamarse ante estas dos dimisiones y el extraño protagonismo del área de cultura en cada una de ellas.

Muchas veces nos preguntamos, ¿por qué Córdoba está como está? ¿Por qué otras ciudades con menos potencialidades nos han dejado atrás? Si analizamos el valor que en esas ciudades se ha dado a la CULTURA encontraremos la respuesta.