Esfuerzo reparador

Acuérdense del Caso Malaya cuando fue cazado con un soborno millonario al inefable Roca para recalificar varios locales comerciales en Marbella. El señor Gómez siempre ha ido más rápido que los papeles y por eso, tal vez, acostumbra a resolver sus expedientes urbanísticos por la puerta de atrás. Lo cierto es que el constructor de Cañero fue condenado por cohecho activo a seis meses de prisión, sustituibles por una multa de 3.600 euros.

Con penas de esta naturaleza, no trae a cuenta tramitar los expedientes urbanísticos por la ventanilla que usa todo el mundo. Quizás por esa razón empezó a edificar sin licencia una gran superficie de 40.000 metros cuadrados en las antiguas naves de Colecor . Mucho más si después la señora alcaldesa se pasa por casa para zamparse una ración de pijotas frescas y arreglar la deuda multimillonaria en 6.000 euritos de nada.

A vuela pluma, de aquel episodio berlanguiano se detraen unos cuantos delitos. Tirando por lo bajo. Pero, cosas de la vida, ningún juez ni fiscal observó materia suficiente para abrir una causa de oficio. Tuvo que chocar el empresario cordobés con Hacienda para acabar dando con sus huesos en la trena.

El señor Gómez ingresó en prisión en diciembre de 2017 y dos años después logró el tercer grado . Ahora acaba de salir en libertad condicional con poco más de la mitad de condena cumplida y tras haber pagado apenas una «parte ínfima» de los 112 millones de multa por responsabilidad civil. «Un mal ejemplo para la ciudadanía», ha lamentado el fiscal jefe. Y tanto. El juzgado de Vigilancia Penitenciaria no piensa exactamente igual. Y justifica la excarcelación en el «esfuerzo reparador» del señor Gómez. Han leído bien. Buenos días.