Negacionistas

El negacionismo se cimenta sobre dos pilares fundamentales. La ignorancia y la paranoia . Más en la segunda que en la primera. Nada de lo que usted ve se ha producido por azar. Detrás de la apariencia hay una confabulación que pretende hacernos creer que vemos lo que estamos viendo. El último gran complot universal se produjo el 11 de septiembre de 2001 . Ustedes lo recuerdan. Las Torres Gemelas no se desplomaron por el impacto de dos aviones pilotados por terroristas islámicos, tal como vimos aquel día fatídico. Los edificios fueron objeto de una demolición controlada y dirigida por un poder oculto que necesitaba el pretexto adecuado para subvertir el orden mundial. Cualquiera que examine los vídeos con detenimiento y tenga mínimos conocimientos de resistencia de materiales sabe que un rascacielos no se desmorona por la simple colisión de un avión de pasajeros a 943 kilómetros por hora.

Los bomberos , los peritos, los jueces, los fiscales, los periodistas, el personal de salvamento, los altos funcionarios, los familiares, los ingenieros, los ministros, en fin, absolutamente todo quisqui participó en el encubrimiento de una operación perfectamente calculada para hacernos creer que veíamos lo que estábamos viendo. Y hasta hoy.

El cerebro del negacionista desconfía por naturaleza. Y tiene la proverbial capacidad de desconectar los mecanismos que construyen la realidad para reconectar una verdad paralela invisible a los ojos. No es producto del azar que uno de los impulsores del negacionismo de la pandemia ya negaba la veracidad de los atentados de Nueva York. Al fin y al cabo, negar sale muy económico de precio. Y no requiere, como hemos indicado más arriba, estudios superiores de física cuántica. El tipo es profesor de acroyoga. O sea. Y está convencido de que el coronavirus es un montaje urdido por gente sin escrúpulos que quiere dominar nuestros cerebros. Los periodistas solo somos colaboradores necesarios en este proyecto maligno que persigue implantar una « dictadura científica ». ¿Me siguen?

La ciencia es la bestia negra del negacionismo. Ese sistema ordenado de conocimientos estructurados que estudia, investiga e interpreta los fenómenos naturales, cuando es mucho más fácil inventárselos. Dónde va a parar. En el negacionismo confluyen ufólogos, esotéricos, iluminatis, adoradores del pastafarismo y antivacunas . Todos están convencidos de que la mascarilla es un instrumento para secuestrar nuestros derechos fundamentales. Todos incluido el señor que participó en la manifestación negacionista y acabó en la UCI aquejado de neumonía grave causada por un fraude universal llamado coronavirus . Todo el mundo sabe que la covid es un montaje urdido por un poder secreto para someter a la humanidad y el personal sanitario son agentes camuflados para coadyuvar en su propósito. Cómo este señor se ha dejado embaucar para que le curen de un virus imaginario es una incógnita difícil de despejar.