PUERTA GIRATORIA
Algunos millones después
El dinero para juzgados que propicien una mejor atención a la víctima llega tarde siempre
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Iniciar sesiónCADA día, en Córdoba se registran cinco denuncias por violencia de género. En el primer semestre del año pasado, el Consejo General del Poder Judicial reflejó en su estadística ochocientas ochenta y nueve denuncias en la provincia. Algo va muy mal y ... lo sabemos , aun así no cambia el modelo de protección a la mujer, mientras la autocrítica social y política sigue desorientada, inclinada a pensar que con dinero se irán reduciendo estos números de espanto. El dinero para juzgados específicos que propicien una mejor atención a la víctima llega tarde siempre, y el empleo de los recursos para la sensibilización social y la educación se ahoga en la crónica continua de mujeres muertas o maltratadas. Nadie parece dispuesto a reconocer que las inversiones millonarias en depositar en el lenguaje el motor de todo cambio y convertir la educación en valores en una suerte de decálogo supremacista, lejos de resolver la lacra del maltrato, lo han recrudecido. Tampoco ha ayudado la mirada colaborativa de gobernantes provinciales y autonómicos hacia otras culturas donde la mujer sufre una desigualdad severa, mientras nuestro propio código pedagógico ha sido devastado, sustituido por una didáctica que no nos pertenece del todo.
Hay una constelación sociopolítica que domina qué es defender a la mujer y qué la relega a su estatus «tradicional». En esta línea divisoria, sobre todo pierde la libertad de pensamiento, mientras siguen padeciendo personas que solas mueren y sufren junto a sus parejas. Se ha establecido una línea roja por la que determinados grupos de poder alimentan a otros subconjuntos que actúan de revisores inapelables de cómo y cuándo se defiende a la mujer, qué significado tiene el maltrato y cómo se explica a la sociedad.
La mujer como objeto necesario de protección es el discurso vigente pero no está invitada a otros debates como el desvanecimiento demográfico de nuestra población, por ejemplo. Se echa de menos que alguno de estos grupos se pronuncie ante el hecho indiscutible de la maternidad como dimensión únicamente femenina. Pero esta manera de dimensionar el ser femenino no se corresponde con las coordenadas impuestas y se consigue así simplificar la importancia de la mujer en la acción social, en su decisivo poder constructivo. Establecido el listón de lo correcto, pocas mujeres se atreven a criticar la batería de consignas, programas, proyectos y planes sociales que se definen por la determinación de ayudarlas y protegerlas. Pocas reconocerán que sus necesidades como persona quedaron aireadas en pancartas cuando no fueron munición para la polémica. Las mujeres siguen presentando denuncias porque la sociedad no ha sido capaz de operar un cambio , miles de millones de euros después. En todo este tiempo, la supremacía de un único modelo de mujer a proteger ha ocultado a otras tantas, todas dispuestas a colaborar con la igualdad y en contra de la violencia que siguen padeciendo muchas cordobesas.
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