En agosto no se cierra

Asomarse por la ventana para contemplar lo poco que va quedando de España da para mucho. Porque no paran nuestros políticos de decir y hacer majaderías , porque no cesan en su empeño quienes se afanan en tildar de racistas y xenófobos a quienes pensamos, razonada y legítimamente, que no podemos consentir una invasión de nuestras fronteras por la fuerza, porque no cesa el Gobierno de «Estepaís» de hacer el impresentable pretendiendo que hablar con el gobierno regional de Cataluña va a conseguir hacer entrar en razón a aquellos psicóticos independentistas , porque no se detienen los caricatos en su alocada carrera cuando son recibidos por el rey , porque las asociaciones feministas no dejan de dar la matraca con la cantinela de «las violencias» , lo heteropatriarcal, los micromachismos y las macrogilipolleces…

Como España se ha vuelto bastante más imbécil que hace unas décadas es de esperar que sus hijos más díscolos y cafres no dejen de joder con la pelota cuando llega agosto. ¡Que ya podían parar una mijita, digo yo, siquiera fuese por respetar la siesta ! Pero ya sabemos que lo peor de los radicales no es que no cambien nunca de opinión, es que no cambian nunca de tema.

Y yo me pregunto, ¿esta gente no necesita descansar de sus gilipolleces , de sus tonterías, de sus matracas, de sus «erre que erre», de sus subproductos intelectuales , de sus poses y postureos o de sus miasmas ideológicas? Son inagotables, inasequibles al desaliento , cansinos, cierra-bares y baila-ferias. No tienen hartura. ¡Ni en verano, oiga!

La cuestión sería menos hiriente si quienes acabasen agotados con esa actitud de adolescente impertinente fuesen solamente ellos. El problema es que con su ruido no nos dejan descansar a la mayoría de ciudadanos que solo queremos disfrutar de la vida , de nuestra familia y de nuestro descanso. Pero es echarse en la tumbona y allí que te llega una señora a darte un cogotazo y espetarte no sé qué de que hay que combatir el heteropatriarcado ; o te vas al chiringuito y cuando pides una cerveza te llega una c omitiva socialista diciéndote que con Cataluña hay que dialogar para recuperar la senda institucional de la normalidad; y si te vas a cenar un restaurante desde la mesa de al lado te dicen que «Juana está en su casa» , y no te montes en el barquito de un colega porque enseguida te aborda una lancha para decirte que ningún ser humano es ilegal y que la tierra no es de nadie sino del viento. Yo no sé ustedes pero yo estoy ya hasta el gorro de tantas insensateces.

Y no solo eso. A la vuelta de septiembre aún tendremos que aguantar la matraca de los profesores de turno que en sus largas y merecidas vacaciones han ido de viaje a Turquía con el departamento de matemáticas. Todavía tendremos que soportar sus ridículos sombreros de allí traídos y sus fotografías en el móvil.

Pero este verano daremos el premio «Matraca Premium» a la Plataforma Cordobesa contra la Violencia a las Mujeres y a la Diputación cordobesa . El convenio firmado por ambas instituciones para seguir combatiendo el heteropatriarcado desde sus posiciones de iluminadas apostólicas bien lo merece. Esta información ha llegado hasta mí cuando una señora mal encarada me lo ha espetado a la cara mientras me compraba un helado.