Pasión en Córdoba

El besamanos a la Virgen de los Dolores, el sublime encuentro que impresiona en Córdoba

Cientos de devotos se acercan, emocionados, a venerar a la Señora de Córdoba en su santuario

Los besamanos a la Virgen de los Dolores, una ocasión siempre excepcional

Nuestra Señora de los Dolores, en besamanos extraordinario, fotografiada este domingo Rafael Carmona

Sublime e impresionante. El besamanos extraordinario a la Virgen de los Dolores marcó de mil maneras a los que escogieron presentarse ante Ella en algún instante de este fin de semana de mayo, mes de María.

Cada uno con su historia personal y su ... vida a cuestas llegó para verla más cerca que de costumbre en el santuario, rezarle e, incluso, inmortalizarse junto a Ella en una foto cercana.

En silencio, recogimiento, sólo con la música en el templo que invitaba al rezo y con muchas lágrimas de emoción, los devotos de la Señora de Córdoba se sintieron sobrecogidos al no verla en su camarín y comprobar en carne propia su proximidad.

Estaban los niños de corta edad que ya han pasado bajo su manto en la Candelaria y vieron ese tierno beso en la mano de la Virgen como algo plenamente festivo, animados por sus padres. La devoción recién estrenada mientras sonaba 'Lacrimosa', del Réquiem de Mozart.

Y se daba la situación inversa, más conmovedora aún: estaban las personas mayores con su historia de devoción de decenas de Viernes de Dolores y Viernes Santos, y su recuerdo de quienes ya no podían acudir.

No extrañaba el cariño con que una entregada hija llevó a su padre, ya muy mayor, en silla de ruedas: salvaron los dos escalones del altar para que él pudiera besar el escapulario y estuviera ante la Virgen unos minutos.

Este hombre, muy devoto toda su vida, disfrutó de este momento pleno el domingo, cuando el horizonte del próximo besamanos queda lejano, pues volverá a repetirse en el año 2025.

También los jóvenes se dejaron conquistar con la grandeza de la Virgen de los Dolores, cuando están afrontando los últimos y decisivos exámenes del curso.

Encrucijada

Encrucijada de edades y un mismo sentir, no querer que pasara nunca este momento. De hecho, el sábado la hermandad tuvo que prorrogar una hora el cierre del templo por la noche por la gran afluencia, como detalló el hermano mayor, José María Herrero.

El domingo, en las horas centrales, se produjeron las clásicas colas en la plaza de Capuchinos. Hasta acceder a la Virgen, exquisitamente enjoyada, había un camino de tres jarras a ambos lados con rosas y gladiolos blancos que iba preparando la llegada, y otros cuatro más pequeños a sus pies.

Los ciriales de siempre encendidos y los ángeles con cornucopias también portaban flores blancas. Un telón granate y la cruz de guía cubrían el personal camarín, con sus nubes blancas.

La disposición en la alfombra roja sobre la peana de plata que llevaba el palio que tuvo en el siglo XIX subrayaba que es la Madre de Dios y, aunque cercana, no está al mismo nivel de los mortales. Javier Baquerizo ha restaurado la peana y lució espléndida.

La Virgen iba ataviada con la saya del Espíritu Santo, el manto de los dragones y la corona de Rafael Peidró del día de su coronación, en 1965. Condecoraciones militares, sus mejores joyas y el eterno e inconfundible rostrillo pudieron verse más en detalle que cuando se le reza en el camarín o sobre su paso.

Los besamanos a la Virgen de los Dolores tienen el sabor único de lo que no ocurre de ordinario: sólo cada cinco años o por ocasiones con un motivo especial. De ahí el beso y la foto, costumbres que ya van parejas en los tiempos de teléfonos móviles.

Fueron cientos y cientos de personas con todo eso en común, pero con matices distintos. Fue el modo de sellar y perpetuar vivo e intacto lo que hicieron muchos antes que ellos mismos.

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