El sector ganadero de Córdoba afronta el verano con optimismo al contar con más agua y tener menos costes

No obstante, desde el sector pecuario aseguran a ABC que el problema de la sequía no se ha solucionado del todo. Del mismo modo, la reducción de los costes a los que tienen que hacer frente es otra de las notas distintivas del próximo periodo estival para la ganadería en la zona septentrional de la provincia.

La Delegación Territorial de Agricultura, Pesca, Agua y Desarrollo Rural afirmó en sus últimos informes de coyuntura que «las encinas se encuentran en buen estado y la hierba de la dehesa, aunque se va secando, todavía es aprovechable para el ganado que apenas necesita alimentación suplementaria». Igualmente, la Administración autonómica apunta que, «tras varias campañas marcadas por la escasez de heno y paja, este año el sector ganadero podrá contar con una cantidad adecuada de estos alimentos que, además, están reduciendo su precio».

El técnico de Asaja, Antonio Monclova, aseguró que «el verano para la actividad ganadera se presenta bien gracias a las aguas caídas entre enero y abril al generar muchos pastos naturales». Según afirmó, esto ha provocado que los productores apenas estén recurriendo actualmente a los forrajes y a los piensos para alimentar a sus animales al haber bastantes recursos en el campo. «Con lo que hay en la dehesa se puede decir que hay comida hasta agosto», aseveró.

Este representante de la patronal agraria coincidió con la Junta en que están bajado los precios del forraje y de la paja, «unos productos que originaron un importante desembolso el año pasado cuando se tuvo que alimentar mucho a los animales al haber menos recursos en el campo por la sequía». Sus estimaciones son que las cotizaciones han podido quedarse a la mitad con respecto a 2023, aunque los valores siguen siendo elevados, según afirmó, porque «aún no se ha recuperado el encarecimiento que hubo el año pasado y que llegó a un 400 por ciento».

En el lado menos positivo se encuentra el hecho, según detalló Monclova, de que el número de crías que se han parido este año ha sufrido una merma importante con respecto a lo que suele ser habitual como consecuencia, por un lado, de la baja pluviometría, pero, además, por la incidencia de la Enfermedad Hemorrágica Epizoótica (EHE), sobre todo en las explotaciones de vacuno.

En el caso del porcino ibérico, las previsiones para el verano son muy alentadoras. «Estos meses se presentan mucho mejor que el año pasado, ya que las lluvias de primavera han originado que los embalses y los acuíferos hayan recuperado sus niveles y, al mismo tiempo, ha crecido mucha hierba en el campo que ha traído consigo que los cerdos tengan que recurrir menos, en esta ocasión a la bellota, aunque la cantidad de esta también era importante», según resaltó Alfonso Blanco, director de Ibesa, firma con sede en Villanueva de Córdoba.

Este directivo aseguró que, en cuanto al mercado, «las perspectivas de precios son buenas al haber poco censo de ganado y mantenerse la demanda en niveles altos, además de que hay menos costes de producción por el aprovechamiento mayor de los recursos de la dehesa y al abaratamiento de los piensos, lo que nos deja en un buen escenario a los ganaderos del porcino ibérico de los Pedroches».

Un análisis muy parecido es el que realizan los productores del vacuno de leche. El presidente de la Asociación Frisona de Dos Torres (Afrido), Juan Francisco Sánchez, indicó que «somos relativamente optimistas con la situación actual, puesto que, aunque es verdad. el precio la leche bajó tres céntimos en invierno, la rentabilidad está siendo suficiente debido a la reducción de los costes de producción al abaratarse el forraje y los piensos». Según informó, todo esto ha originado que muchas explotaciones estén llevando a cabo inversiones que no habían podido realizar en el pasado, sobre todo en los apartados tecnológico y medioambiental.

Sánchez destacó que «las lluvias de este año han solventado en gran medida los problemas de falta de agua que había el año pasado, pero sigue pendiente la puesta en marcha de una red de distribución de recursos hídricos para la ganadería a fin de que las explotaciones puedan tener acceso directo a la red, un proyecto que las administraciones no terminan de afrontar con decisión».