¿Resistiría la Mezquita de Córdoba un gran terremoto? Los ingenieros buscan la respuesta

Es cuestión de tiempo que la tierra tiemble con fuerza en Córdoba. Tarde o temprano, algún seísmo como los de Lisboa en 1755, el de Carmona en 1504 o el del Cabo de San Vicente (Portugal) de 1356 volverán a sacudir la ciudad y pondrán a prueba los cimientos de la Mezquita. Los ingenieros y conservadores del templo lo saben, y quieren adelantarse a los problemas. Para ello se está llevando a cabo un estudio acerca de las posibilidades de la Mezquita de resistir a un gran terremoto, que incluirá además propuestas y recomendaciones de actuación para sortear, o al menos hacer más llevadera, una catástrofe como esa.

El análisis lo dirigen dos ingenieros de la Universidad de Sevilla, Antonio Morales y Manuel Vázquez, y cuenta con la participación de la Consejería de Economía y la Unión Europea, así como la colaboración, entre otros muchos, de uno de los arquitectos conservadores de la Mezquita, Gabriel Rebollo. Los trabajos comenzaron a principios de este año y está previsto que finalicen en mayo de 2023.

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«La gente cree que con un terremoto los edificios se caen, pero no es sólo eso. También pueden quedar muy dañados y hay que minimizar ese impacto. No podemos esperar que todo quede igual después de un terremoto, pero al menos podemos intentar evitar la ruina» en estos edificios históricos (el proyecto afecta también a la Giralda sevillana), aseguran los coordinadores de los trabajos a ABC.

Obviamente, los ingenieros no pueden reproducir un terremoto -y cabe pensar que aunque pudieran no lo harían- para probar la resistencia de cualquier edificio. En vez de eso, los autores del estudio han utilizado nuevas herramientas como los acelerógrafos para medir en primer lugar la vibración natural de diferentes elementos de la Mezquita, como las cubiertas, las columnas o el suelo. Los técnicos explican que «todas las cosas vibran de forma natural, pero no lo percibimos. Nosotros lo que hacemos es medir la frecuencia natural. A partir de ahí, cruzamos los datos del edificio con los de la sismografía» para determinar su resiliencia. En resumen, es un simulador matemático.

Estos investigadores han puesto a prueba la Mezquita en tres situaciones de terremotos diferentes: el espectro normativo (los umbrales de peligrosidad que marcan los mapas sísmicos), los grandes terremotos históricos (de los que se puede determinar la gradación por su impacto en el entorno) y la estimación del Instituto Geográfico Nacional acerca de los niveles máximos de sismicidad que pueden esperarse en las fallas geológicas que se encuentran en 200 kilómetros a la redonda de la capital cordobesa. Estos últimos pueden llegar a ser «ligeramente superiores», aseguran los ingenieros, a los registrados históricamente. El escenario simulado, pero que podría ser real, coloca el epicentro del terremoto de Lisboa dentro de la provincia de Córdoba, o muy cerca.

Los edificios responden de diferente ante un terremoto. Los ingenieros Antonio Morales y Manuel Vázquez aclaran que cuanto más lejos está el epicentro (hasta un límite), más sufren los edificios altos, por extraño que parezca. Y a la inversa, las construcciones de bajo perfil, como es el caso de la Mezquita de Córdoba, sufren más cuanto más cerca están del epicentro. Ése es el motivo por el que el terremoto de Lisboa de 1755 dañó la torre de la Mezquita y a los muros más altos de la Catedral, pero no afectó a su estructura general. Y eso es lo que también hace que los ingenieros aleguen que «nos preocupa más un terremoto como el de Carmona» de 1504, ya que su epicentro se localizó mucho más cerca, dentro del radio de los 200 kilómetros que el estudio ha tomado para uno de sus casos de estudio simulados.

La pregunta clave es si la Mezquita aguantaría un sismo de esas características. «Todavía no lo sabemos», aseguran Morales y Vázquez, que aún no han terminado el análisis de los datos y las conclusiones. Pero confían en que así sea: «La Mezquita lleva siglos funcionando y no ha sufrido el colapso» en terremotos graves. Está claro que sufriría daños, de ahí que su objetivo sea también aportar propuestas para paliarlos en lo posible. Sus responsables recuerdan que «estudios de vulnerabilidad hay muchos. La novedad es que nosotros lo hacemos en edificios importantes y patrimoniales y proponemos soluciones de refuerzo». Son conscientes también de la dificultad de actuar en un monumento como la Mezquita, pero todo sea por que dure otros 1.200 años.