«Hemos perdidos miles de kilos de productos que nos entraban por donación y que ahora tenemos que comprar», explica Eduardo García, su director.
La oenegé, por ejemplo, no compraba leche o aceite que le llegaban por esta vía. «Ahora los estamos comprando con el precio que tienen algunos de esos productos en estos momentos», asegura, afirmando que solamente en leche se recibían unos doce palés.
En total, cuatro entregas cada año. Todos los comedores sociales de Andalucía forman parte de una red que se está moviendo con el objetivo de saber cómo quedan las ayudas que reciben para paliar el problema que se les ha generado en sus almacenes y sus cuentas corrientes.
Eduardo García explica que una de las cosas que hay que saber es cómo se resitúa la Junta de Andalucía a la hora de reformular las ayudas de garantía alimentaria y que contribuyen a este tipo de acciones sociales.
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