MIRAR Y VER
Inteligencia Artificial y Educación
La Inteligencia Artificial es una herramienta y no un sustituto cómodo que reemplace las capacidades ni los conocimientos
Fernando Alberca: «Las pantallas no tendrían que estorbar el esfuerzo, pero son una causa de evasión»
Me llamó la atención, aunque no me sorprendió, que la Unesco dedicara el Día Internacional de la Educación a los desafíos que plantea la inteligencia artificial y a promover -dice- un debate mundial sobre su lugar en el ámbito educativo. Sin duda, muy oportuno, ... pero el lema 'IA y educación: preservar la autonomía en un mundo automatizado', no parece optimista. Ante la gran revolución que nos lanza al cambio de era, más bien mantiene un halo de inquietud. Sin quererlo, sugiere sospecha, temor y alerta, porque un verbo trae siempre consecuencias, derivadas de la acción que enuncia, y «preservar» significa proteger, resguardar anticipadamente a alguien o algo, de algún daño o peligro.
¿De qué o de quién tienen miedo? Lo dejan claro, «a medida que los sistemas informáticos y de IA se vuelven más sofisticados, los límites entre la intención humana y la acción automatizada se difuminan» y, por ello, establecen como finalidad prioritaria lograr preservar la acción humana, su autonomía, sobre la de la máquina.
Decía Julio Verne que lo que un hombre pudiera imaginar, otro lo haría realidad. Esta afirmación, que en su momento tal vez sonara pretensioso e ingenuo sueño de un escritor de fabulosas aventuras, el tiempo la ha convertido en profecía cumplida: de la ficción literaria de 'Veinte mil leguas de viaje submarino' con el capitán Nemo en el Nautilus y del proyecto de lograr un viaje espacial en 'De la tierra a la luna', a la más real realidad, -y pongo el adjetivo porque la realidad que era una, ya se las ve con sus competidoras la realidad virtual o la realidad aumentada-. La imaginación no tiene límites y es, ahora y a lo largo de la historia, el motor del poder creativo, desde la invención del fuego o la rueda a la inteligencia artificial. Esta brillante creatividad se tropieza con la dificultad de los seres humanos para controlar las consecuencias de sus propias creaciones y con el eterno miedo que esto nos provoca. Se me viene a la cabeza, para seguir con ejemplos literarios, las consecuencias no previstas de la «criatura» del doctor Víctor Frankenstein, que desafía a su creador, en la novela Mary Shelley. En ella, ya se reflexionaba, hace dos siglos, sobre nuestras preocupaciones actuales. Miedo me dio la novela, en mi infancia curiosa, y miedo me da la aceleración tecnológica, pero la IA todavía no alcanza, y nunca lo hará, la autoconciencia, aunque pueda parecerlo.
La IA tiene grandes beneficios y, en particular, en educación, es un recurso útil, como otros que se han ido incorporando, siempre que se la considere lo que es, una herramienta y no un sustituto cómodo que reemplace las capacidades, conocimientos, habilidades, emociones y decisiones personales ni la trascendente e insustituible dimensión humana de la educación. Y mientras debatimos, 244 millones de niños y jóvenes están aún sin escolarizar.
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