Agricultura

La lluvia de mayo en Córdoba alivia a los árboles y daña a los herbáceos y el trigo

Asaja alerta de que ha perjudicado a los pastos sin ayudar demasiado al resto

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Tierra de cultivo tras haber llovido Archivo

Buena para una parte del campo, mala para otra e insuficiente para casi todo lo demás. Las recientes lluvias que han protagonizado los últimos días en Córdoba, desde la Feria hasta que ha empezado junio, no alivian demasiado la situación de la ... agricultura, lastrada por una situación de sequía que empieza a traer consecuencias muy serias para las cosechas y para las explotaciones.

El presidente de la Asociación de Jóvenes Agricultores (Asaja), Ignacio Fernández de Mesa, explicó que a ABC que las precipitaciones, que no han sido demasiado cuantiosas aunque sí se han repartido durante varios días, «constituyen sobre todo un alivio para el arbolado».

Es decir, para los almendros, olivos y naranjos, las especies que protagonizan grandes extensiones de cultivo en la provincia de Córdoba, sobre todo los dos últimos, hasta el punto de que son una de las bases del campo. La cosecha de aceitunas no suele ser buena cuando faltan lluvias, lo que repercute en el precio.

También habrían sido buenas para las encinas, aunque en ese caso el alivio ha sido menor debido a que en el norte de la provincia, que es donde más abundan por el paisaje de dehesa, ha llovido menos que en la capital y que en el sur.

La parte positiva de las lluvias termina ahí, porque otro tipo de cultivos más bien han sufrido con las últimas precipitaciones. Para empezar, a los herbáceos las precipitaciones les han venido «pésimamente mal», según la impresión del presidente de Asaja en Córdoba, en un momento en que queda por recoger el 80 por ciento de la cosecha. Puso como ejemplo el trigo.

Calidad

Desde que al comienzo (en septiembre) del presente año agrícola se conoció que la situación de sequía se iba agravando, se sabía que la cosecha no sería demasiado buena. Ahora será incluso peor, porque además de perder cantidad, lo que venía dado por la falta de lluvias para hacer crecer las espigas, también se perderá calidad. «A la poca cosecha se unirá el perjuicio de la lluvia», dijo.

Tampoco está bien para los pastos, fundamentales para el norte de la provincia, donde abundan las zonas de pastoreo. Lo mismo sucede con los rastrojos, que no se benefician de la lluvia. Y no sólo les perjudican las precipitaciones como tales, sino también la humedad que se ha registrado durante estos días.

En efecto, y tal y como insiste Ignacio Fernández de Mesa, las lluvias se han producido a lo largo de varios días, pero tampoco han sido tan cuantiosas. Sí lo ha sido la humedad en el ambiente, que no ha tenido tan buenos efectos.

A pesar de que se han dado algunas tormentas, con la consiguiente lluvia fuerte, tampoco ha habido destrozos ni precipitaciones violentas que hayan causado daños. Para que la lluvia de mayo hubiera sido buena tendría que haber llegado un poco antes.

La conclusión final es que la lluvia que ha descargado no ha servido para demasiado. El paisaje que queda de esta lluvia que ha marcado los últimos días y que ha dejado estampas casi otoñales no ha conseguido que la tierra deje de estar seca, como sucede desde hace meses, y tampoco ha sido bueno para los embalses, que tienen que servir para distribuirse entre la población. Por el momento, para Asaja, lo único que queda es continuar esperando porque lo que ha pasado hasta ahora no alivia la mala situación del campo.

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