Pasar el rato

Triste Navidad

Es escandaloso que en sociedades evolucionadas y con un pespunte cristiano en su tejido moral siga habiendo gente en la cuneta de la historia, sin pan ni palabra

Calígula (26/12/2023)

Este periódico en el que me desahogo está empeñado en amargarnos la Navidad. A ver qué necesidad tenía de publicar un reportaje a doble página sobre el dolor en estas fechas indoloras. Y lo que resulta más desagradable, sobre el dolor en Córdoba, que ... es una manera de señalar. Niños en Córdoba que no tienen la costumbre de la comida ni familiaridad con los Reyes Magos. Mamá, ¿qué es el turrón? Viejos en Córdoba que se disponen a vivir la gran fiesta de su soledad. La soledad ha venido, / todos saben cómo ha sido.

Hombres y mujeres en Córdoba que revuelven en los contenedores de basura y duermen en la calle, donde mueren de frío los gorriones. Y Cáritas, otro reciente reportaje insoportable, que no puede cargar ella sola con todo el dolor de Córdoba. Habrá que ir pensando en prescindir de algún aperitivo. Aunque mientras estamos en las terrazas, al tibio sol del invierno cordobés, no nos acordamos de la tumba.

Soportar un dolor que no sea el propio acelera la caducidad de las gambas. Nosotros no somos insensibles al dolor del prójimo, lo que nos molesta es que se haga de él pública ostentación. Ya sabemos que hay muchos hombres y mujeres y niños que mueren sin haber sido nunca dichosos. Pero qué podemos hacer nosotros, salvo lamentarlo y dar ánimo a los que sufren. Mientras nuestros niños estén limpios y sonrientes, bien peinados, bien alimentados e insuficientemente alfabetizados, como la ministra de Educación, a los pobres niños pobres que les den algo en Cáritas, que para eso está.

Es desolador, es escandaloso que en sociedades democráticas evolucionadas y con un pespunte cristiano en su tejido moral siga habiendo tanta gente en la cuneta de la historia, sin pan y sin palabra. El egoísmo, la indiferencia, la apatía social nos vuelven inhumanos. No hemos derogado aún la ley de la selva, por la que sobreviven únicamente los más fuertes y los más inicuos. Nos dejamos deslumbrar por gobernantes con un cínico discurso social: hablan bien de los pobres, a los que no frecuentan, y hablan mal de los ricos, con los que se entienden.

Nadia Calviño, la bien 'pagá' del socialismo español, cobrará más de 30.000 euros mensuales, y otros complementos de señora, en el Banco Europeo de Inversiones, donde se espera que haga lo mismo que ha hecho en el Gobierno de España: nada que merezca la pena destacar. Y todo por ser obediente. Su sistema de pensamiento político la hace especialmente sensible a la suerte de los pobres y los desgraciados.

Los que nada tienen saben que pueden contar con ella. Y con Pedro Sánchez y con Puigdemont y con Otegui y con Yolanda Díaz. Ellos son sus hermanos, sus semejantes, su prójimo. Un hombre que cobija su soledad en los soportales de Cajasur, en Gran Capitán, con toda la Navidad resumida en una manta y unos cartones, me cuenta que lo mantiene vivo la esperanza de que Nadia Calviño venga a arroparlo cualquier noche helada de este diciembre que termina. -¿Usted cree que vendrá? -Vendrá, le respondo con firmeza. Palabra de Sánchez. Y se duerme al relente, navideño pastor de desperdicios.

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