Festival de la Guitarra de Córdoba
Gustavo Santaolalla: «No soy músico académico; la intuición es mi herramienta más importante»
Entrevista
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Córdoba
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Iniciar sesiónGustavo Santaolalla (Buenos Aires, 1951) es un músico alérgico a las etiquetas, que triunfó en el rock, fue productor y en los últimos años, ya en Estados Unidos, ha escrito bandas sonoras. Su concierto en el Gran Teatro dentro del Festival de la Guitarra de Córdoba ... (20.30) resume esta trayectoria.
-¿Qué tipo de concierto pueden esperar, con una trayectoria tan larga y diversa?
-La idea de este concierto en particular, que se llama 'Desandando el camino', es tratar de hacer una especie de viaje por mi vida y a través de mi música, con cosas que he compuesto desde los 17 y 18 años hasta hoy. En mis más de 50 años de carrera saqué cuatro álbumes solistas, dos instrumentales y dos de canciones, que nunca se tocaron en vivo, por distintos motivos. Sí alguna cancion, pero nunca me presenté como solista. Sigo siendo parte y productor de Bajofondo, una banda de Argentina y Urugay. Llegó un momento en que por distintos motivos, algunos muy personales y con la edad y mi nieta, sentí necesidad de hacerlo.
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-¿Cómo lo planteó?
-De lo primero que hice fue volver a esas cosas primeras, verlas y darme cuenta de que había una atemporalidad en la obra. Desafío a alguien que pueda decir, escuchando el concierto, qué cosas compuse cuando era más chico y qué he compuesto ahora. Aun con lo diverso, y también porque hay cosas cantadas e instrumentales, hay una coherencia, un hilo conductor, que tiene que ver con mi identidad. Hay un público muy heterogéneo, que ha tenido relación conmigo a través del arcoiris de mis comienzos, con otros que me conocen de productor de Juanes o Julieta Venegas, los que me conocen como compositor de música de películas y los chicos por la música para vídeojuegos.
-¿Cómo lo reciben?
-Se produce algo muy raro, porque uno cuando va a un concierto va a escuchar las músicas que conoce, y cuando suena algo nuevo quiere escuchar lo que conoce. En este caso es al revés: hay como dos o tres que a a lo mejor conoce y lo demás es todo nuevo. Sin embargo, se produce algo muy intersante. Armar este concierto fue un camino de autodescubrimiento, de autoconocimiento profundo de mi obra. No soy músico académico; la intuición ha sido mi herramienta más importante.
-¿Es de verdad tan difícil emocionarse con lo que no se conoce?
-Debo pertenecer a un grupo bastante vasto de gente que no es tan versada en música clásica y de pronto se han encontrado en conciertos en que además de las cosas de piezas de música clásica tocan cosas que uno no conoce, y a lo mejor duran 20 minutos. Y sin embargo, es el momento de descubrir algo nuevo. No necesariamente uno se emociona con lo que ya conoce, sino también hay una primera vez con la cual uno se emociona.
«No necesariamente uno se emociona con lo que ya conoce, sino también hay una primera vez con la cual uno se emociona»
-No conocemos en España mucho el rock latinoamericano. ¿Qué nos perdemos?
-Siempre sentí que nosotros teníamos un rock que tenía un voltaje a veces incluso mayor, sobre todo a partir de los 70 y 80. Una cosa que siento es que en el rock anglo empieza a haber mucho de reciclado, cosas que uno ya escuchó. Pasó en el grunge, dejando de lado a Nirvana, que era espectacular. En el arte y la música algo muy importante es el contexto y en nuestro contexto sociopolítico y económico el enemigo es tan claro. Vivo en Estados Unidos y el enemigo es mucho más oculto, no tiene cara. Allá tienen nombres y apellidos.
-¿Cuál debe ser el papel de la música en una película?
-En lo personal a mí me gusta la utilización del silencio elocuente, el espacio. Después de 10 o 15 minutos con mucha música se me vuelve irrelevante, no me produce nada. Hay que tener mucho criterio de dónde poner la música. La música en el cine tiene un rol muy interesante, porque por momentos tiene que pasar desapercibida. No se escucha, pero se siente, y por momentos puede tomar un rol con algún tema o leit motiv importante, y se puede convertir en un actor más. Me gratificó mucho un comentario de que mi música era parte del ADN de la película.
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