Municipal
El caso Dorado, historia íntima de un descalzaperros
El concejal más antiguo de Cs decidió dejar la disciplina de los partidos del gobierno municipal en un proceso de estrambote en el que sí se habló de romper la coalición
El 'Caso Dorado'
Así se gestó el regreso exprés de Dorado a Cs: un error en los estatutos y charlas con Sevilla
Córdoba
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Iniciar sesiónDice la Real Academia que la palabra descalzaperros, tan sonora, ha de aplicarse a casos de «contienda, revuelta, barrullo». Y no parece mala definición para lo que ha ocurrido en la planta noble del Ayuntamiento de Córdoba tras la decisión del exconcejal de Ciudadanos David ... Dorado de grabar un vídeo, suministrado en las redes, donde anunciaba su decisión de pasar a la situación de no adscrito (el antiguo grupo mixto) y pedir la dimisión del alcalde, el popular José María Bellido. Nueve minutos y pico donde, mirando a cámara y leyendo una intervención minuciosa, aseguraba que optaba por abandonar el grupo de Cs para no seguir siendo «súbdito del alcalde».
Lo que ha ocurrido en los días finales de agosto no le ha cogido de sorpresa a nadie familiarizado con las cosas de Capitulares. Dorado llevaba de baja desde el mes de marzo aunque seguía participando en los plenos como portavoz que era de Cs, partido en el que cumplía su segundo mandato electo en la institución municipal. Las relaciones con el resto de ediles de su grupo (lo ha explicado él mismo) eran cero. Ni un mensaje, ni una llamada. Nada. Puentes volados. Según propia confesión, abrimos comillas, «ni un puto Whatsapp».
Dorado acabó tremendamente tocado tras la decisión de Fiscalía de admitir a trámite una denuncia de IU y Podemos por presunta fragmentación de contratos que se encuentra en estos momentos en instrucción judicial. Reaccionó presentando una larga investigación sobre presuntas irregularidades que arrancan en la Alcaldía de José Antonio Nieto y abarcan hasta la de Bellido. El Ministerio Fiscal también ha advertido la presencia de presuntos delitos en esta segunda investigación en la que, por el momento, no hay cargos electos imputados.
La espoleta había saltado. El alcalde forzó, tras la primera denuncia, la salida de la entonces coordinadora general de Infraestructuras, María Luisa Bueno, y todo hizo crack. En contra de todas las versiones edulcoradas, Dorado fue cesado de todos sus cargos por maniobrar en contra de la destitución de la exresponsable, imputada junto a un funcionario. Dorado llegó a encargar una investigación general sobre contratos, paralizada por la Asesoría Jurídica con el argumento (más bien, la norma de obligado cumplimiento) de que la judicialización de un asunto obliga a detener cualquier otra actuación en el ámbito administrativo. Dorado nunca aceptó esta decisión que ha sido, a la postre, clave.
Las relaciones previas, políticas y personales, no eran magníficas, la verdad. Lo ha explicado el propio Dorado que ha asegurado que su departamento pidió el texto de un contrato de adquisición de mascarillas lo que enfadó soberanamente al PP, que entendía que se estaba preparando munición para futuras batallas. Pero la destitución de Dorado del gobierno (pasó a ser portavoz de Cs sin cartera de gobierno) y la desmembración de su equipo solo dejó un rastro de cenizas volando como confeti en el salón de Plenos. El ahora edil lo expresó en varias intervenciones en las que arremetió contra el alcalde diciendo lo mismo que en el famoso vídeo. De forma menos sosegada, más brutal. Pero en idénticos términos.
La traca final
La pregunta de qué ha pasado para la traca final tiene que ver con la ausencia absoluta de comunicación, un cierto aroma a amateurismo y la determinación de Dorado de volver a su labor profesional previa a la política, que es lo que le daba independencia financiera. Es decir, de dejar el sueldo que se le asignó como portavoz de Cs. El político es profesor de Formación Profesional, curiosamente, en materias de electricidad. Tenía que regresar el día 1 de septiembre a las aulas lo que explica que el vídeo que lo generó todo viese la luz en las horas finales de agosto. En adelante, percibirá las cantidades correspondientes a los concejales no liberados por su labor municipal.
En la oposición, reconocen que su papel en esta cuestión ha sido el de limitarse a comer palomitas y a ver correr la sangre. Desde el punto de vista del relato, mantiene la tesis de la corrupción que es tremendamente útil con unas elecciones en ciernes. Políticamente, que el gobierno municipal tenga trece o catorce votos, a estas alturas, no es relevante. Obliga a negociar con Vox con más intensidad pero poco más en determinados asuntos. Pero los votos de Vox ya eran necesarios. Lo que ha espantado en el PP es un nuevo sainete, otro más. Esta vez justo cuando se inicia el curso político. Abriendo la brecha reputacional otra vez.
Cuando se acercan las fechas de las municipales, los alcaldes que optan a la reelección hablan de obras, programas públicos, servicios, inversiones, ayudas. Pero no de crisis internas. El asunto de las luces de Infraestructuras ya ha obligado a comerse la renovación de la iluminación de Cruz Conde y ahora generaba la sensación de algarada, de caos, de desgobierno. Los populares ya tenían relación cero con Dorado. Dorado tenía relación cero con el alcalde y su equipo.
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Las 72 horas de pollo que se montaron se han alargado, precisamente, por la intervención de la gestora de Ciudadanos de Andalucía que se metió en un jardín, según todos los indicios, sin tener más datos que los precisos. Cual elefante en cacharrerría. Vieron el vídeo y frenaron la dimisión, la famosa revocación de Dorado cuando ya estaba fuera. Un síntoma de la situación desnortada de la que llegó a ser una fuerza política que aspiraba a mayorías. Asumiendo una versión de parte que es lo peor que se puede hacer cuando las cosas se pudren.
Ya con la gestora presente en la mesa de negociaciones y viéndose las caras, la salida de Dorado de Cs se vio como inevitable. De hecho, los responsables de lo que queda del partido naranja se comprometieron a intentar que Dorado dejase el acta voluntariamente. Algo que retrata lo poco que estaban familiarizados con la situación creada.
Una situación hostil
El concejal amenazaba una situación hostil hasta finales de mandato. Un edil de Cs votando contra las posiciones del resto de Cs que se pretendía mantener dentro del gobierno con el PP: inviable. «Devuelve el acta», fue la conclusión. Dorado se negó. La revocación fue revocada. El PP y Cs suman trece concejales, todos ellos de gobierno. Habrá concejal no adscrito hasta final de mandato. En tanto el asunto se encuentra bajo supervisión judicial, todo dependerá de lo que decida el magistrado Rodríguez Lainz.
El alcalde estalló el lunes. Dice el refrán que mejor una vez colorado que ciento amarillo que es precisamente lo que los populares no han escuchado. En la parte popular del gobierno siempre se tuvo la sensación de que mejor aplacar que cortar. Era la tesis de la salida humanitaria que Dorado convirtió en nada con su vídeo del pasado lunes. Al igual que Cs ha callado siempre, a Bellido sí se le conocen declaraciones asegurando que no era racional pedir responsabilidades políticas a un concejal que ni siquiera está, a día de hoy, imputado. En el PP, empero, sabían que satisfacer las exigencias de Dorado de restituirle en sus cargos y volver a contratar a la exalto cargo destituida eran imposibles.
El vídeo de nueve minutos, sin alterar lo sustancial, dejaba constancia gráfica de una situación imposible. David Dorado estaba fuera antes de su dimisión. Su caso ha dejado de ser el del dinosaurio en la sala, eso de lo que se habla poco pero que sigue ahí. Porque no deja de ser un dinosaurio. En contra de las versiones cariñosas, la posibilidad de una ruptura del gobierno se puso encima de la mesa. Fue real y solo se espantó cuando Cs sacrificó, finalmente, a su ahora exconcejal.
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