La curiosa confesión de un veterano de las atracciones en la Feria de Córdoba 2025: «No me puedo montar en nada. Me mareo en seguida»

Antaño, la noria contaba con barandillas que apenas aseguraban de la caída al vacío, todo el aparataje rechinaba como un festival de muelles oxidados, y si uno se subía a ella sentía lo que debieron sentir los pioneros de la escalada: que quizá no hubiera retorno. Hoy día, la característica noria que imprime su sello a la silueta de la feria de El Arenal tiene aire acondicionado en cada cabina completamente cerrada.

«La noria tiene 30 metros de altura, tardamos en montarla 16 horas, cuatro personas, sin grúa y sin nada, ya que está hecha con piezas autónomas», explica el responsable de la atracción, el portugués Pablo Rodríguez.

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Con muchos otros cacharritos ya montados, la Calle del Infierno, antes del infierno, muestra un ambiente entre la calma y la labor afanosa de última hora. Con un precio que oscilará entre los cuatro euros para niños y los seis o siete para adultos, 80 atracciones, entre puestos, casetas y cacharros, esperan a los cordobeses de todas las edades. El horario general de apertura de las atracciones será entre las 13.00 y las 14.00 horas, y deberán cerrar como mínimo a la 01.00 de la madrugada, excepto los domingos, lunes y martes que el cierre podrá adelantarse a las 24.00 horas.

Rodríguez procede de familia de feriantes, hace unas 15 ó 16 ferias al año. Lleva dedicado toda la vida a este trabajo. «La noria costará seis euros, y todas las cabinas están adaptadas las sillas de personas con minusvalía, que no tienen que pagar nada». José Luis Martínez Martos, de Logroño, empezó en el mundo de las ferias con 15 años, y cuenta ya con 61. Se ocupa de la atracción llamada Flick-Flack, un péndulo que sube mientras giran sus coches. Dos personas pueden montarla en unas siete horas.

«Trabajaba con el dueño de una atracción, y me dijo que si quería trabajar con él, y me tiré de cabeza porque me gustaba, aunque ahora ya...». Con esos puntos suspensivos, Martínez refleja que 46 años de feriante son quizá demasiados: «Si me muero y vuelvo a nacer, no lo cojo, ahora ni me puedo montar en nada, porque me mareo en seguida».

Lorenzo es uno de los feriantes de la atracción Alcatraz, modernización de la famosa Nube. Se dedica a estos trabajos desde hace 20 años, cuando recaló en España procedente de Rumanía. A diferencia de José Luis Martínez, que ya se marea, él es quien prueba personalmente esta atracción. Ir de feria en feria se ha convertido para él en una costumbre.

Frente a estos feriantes veteranos, está el joven Daniel Sobota Cortés: «Empecé en una pista de patinaje que se ponía en un evento de Navidad en Fuengirola y me metí poco a poco». Lleva cinco años en el mundillo y es uno de los responsables del Kangurito Show, o sea, el Canguro, célebre atracción clásica nacida en 80. Entre cuatro personas, se monta en cuatro horas. «No me puedo quejar de esta vida, lo más positivo que tiene es sacarle una sonrisa a los niños».

Tan clásico como el Canguro son los coches de tope de la familia de Enrique Rubio, que tienen dos pistas. Enrique, natural de Los Palacios de Villafranca, y de bisabuelo ya feriante, cuenta que tarda una 16 horas en montar cada una con siete trabajadores. Hace unas 16 ó 17 ferias cada año. «Mi bisabuelo empezó con atracciones infantiles, y luego ya mi abuelo llegó a los coches locos». Este será una de las atracciones más baratas, con cuatro euros por ficha o una oferta de tres fichas por diez euros.

De La Selva Encantada, El Ratón Vacilón o La Mansión del Terror al Látigo Macareno o el Scalextric infantil, la Calle del Infierno hará de nuevo honor a su nombre a partir de mañana.