En términos meteorológicos, una noche tropical se da cuando la temperatura mínima no baja de los 20 grados Celsius entre la puesta de sol y el amanecer. Este mismo martes se ha dejado sentir la primera: el mercurio no ha descendido de los 20,9 grados. La siguiente será este miércoles, cuando se espera que no baje de los 22. Además, la Aemet ha activado la alerta naranja con máximas que superarán los 40 grados.
Las madrugadas incómodas seguirán a lo largo de la semana: el jueves las mínimas se quedarán en 24 grados (y alerta amarilla durante el día); y el viernes será aún peor, con hasta 25 grados por la noche: el mercurio no bajará de ese registro.
El sábado tampoco será posible dormir a pierna suelta sin aire acondicionado: hará bastante calor cuando se ponga el sol (23 grados) y el domingo, de nuevo, se pronostican los temidos 25 grados de temperaturas mínimas.
Efectos del calor nocturno
Las noches tropicales afectan negativamente al descanso, principalmente porque dificultan la termorregulación del cuerpo, que necesita bajar su temperatura central para inducir el sueño. Además, interrumpen el sueño profundo, especialmente la fase REM, que es clave para la recuperación mental.
A corto plazo, estas alteraciones del sueño provocadas por el calor pueden provocar fatiga y menor rendimiento cognitivo. Si se prolonga en el tiempo, existe un mayor riesgo de trastornos del sueño crónicos (insomnio); estrés térmico que puede descompensar enfermedades cardiovasculares; y agravamiento de enfermedades respiratorias y metabólicas.
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