El Córdoba 2.0 de Germán Crespo ya es una realidad

Lo ha conseguido con una propuesta mejorada de lo que ya hizo la plantilla el año pasado. La ambición en el estilo y las rotaciones son marca de la casa desde la llegada del preparador granadino al banquillo, pero el Córdoba 2.0 ya está aquí con más y mejores recursos: la estrategia, el contragolpe cuando es necesario y una mayor seguridad defensiva.

Si marca uno, quiere dos. Si anota dos, busca el tres. Si hace el tres, anhela el cuatro y así sucesivamente. Sin mirar atrás jamás. Pase lo que pase. Y lo que ha pasado hasta ahora desde su llegada siempre ha sido bueno. El estilo ofensivo y la ambición del equipo es innegocible. Es el pilar fundamental de los éxitos. Más, más y más, para diferenciarlo del ganar, ganar y ganar de Luis Aragonés. El equipo siempre ataca. La posesión como mejor fórmula para defenderse. Si la pierde, presión alta para recuperar en campo contrario cuanto antes. La fidelidad a ese modelo y la forma de compartirlo con los jugadores es la chispa que ha cambiado el chip del Córdoba perdedor del lustro anterior a su llegada.

A la receta básica, Crespo le ha ido añadiendo nuevos ingredientes. El nuevo sazonador del equipo se llama: acciones a balón parado. El Córdoba no hizo un gol en jugadas de estrategia el curso pasado hasta diciembre. En concreto, hasta el último partido de diciembre. El día 22, Bernardo Cruz anotó el 0-1 ante el Mensajero en La Palma. Luego no hizo otro hasta febrero, con la llegada de Gudelj al equipo en Don Benito. Ahora, el conjunto blanquiverde ha marcado a pelota parada en tres de los cuatro partidos de liga que ha disputado. Lo hizo en el primero ante Unionistas de Salamanca (córner), en el segundo frente al Fuenlabrada (falta) y en el tercero contra el Celta de Vigo B (falta lateral).

En muy pocos momentos, el Córdoba CF ha tenido la obligación de quedarse atrás por la presión de su rival, pero se ha dado en algunos instantes puntuales de la campaña. El equipo también ha resuelto bien estas situaciones. Lo usó en el tramo final con Unionistas con el partido resuelto. O cuando el Fuenlabrada intentó apretarle en la segunda jornada.

La velocidad y la potencia de sus jugadores por los costados le permite salir también con este arma con mucha verticalidad. Es otra forma de atacar complementaria ante situaciones de líneas adelantadas del rival blanquiverde.

Que el Córdoba CF de este año ha crecido respecto a la temporada pasada también lo refrendan los números. No es una mera sensación subjetiva. La plantilla de Germán Crespo concede menos ocasiones e incluso menos goles que hace una temporada a estas alturas. A su brillante poder ofensivo, el equipo cordobesista añade que sólo ha recibido dos goles en contra. Es el menos goleado de su grupo. De hecho, ha dejado la portería a cero en dos de los cuatro partidos, es decir, la mitad. El curso había dejado la puerta a cero sólo una vez de las cuatro primeras jornadas. Además, había recibido cuatro goles, dos más que en este brillante inicio de curso.

Cualquier jugador de la plantilla del Córdoba CF puede pasar de la grada (ahora más bien de no jugar porque van 23 jugadores al banquillo) a la titularidad y lo hace sin que el equipo se resienta o incluso mejora su versión. No es una frase hecha. Es la observación demostrada. La clara prueba es el último fin de semana: seis novedades en la alineación titular después de tres victorias consecutivas. Impensable.

Algunos, como José Cruz, ni habían tenido un minuto en los tres partidos iniciales. Dos que lo habían jugado todo, Jorge Moreno y Diarra, no saltaron de inicio. El equipo hizo la mejor primera parte hasta el momento. Es la forma que tiene Germán Crespo de mantener a la plantilla siempre en tensión, preparada y enchufada. Le va de lujo.

La pizarra de Germán Crespo ha añadido nuevos recursos al equipo para convertirse en una versión mejorada: el Córdoba 2.0 ya está aquí. Es una realidad.